Man Under the Sea

junio 19th, 2014

-Ha pasado la marejada… No han sido unos días demasiado agradables, ni siquiera con la novela… Las tormentas que han caído han sido preciosas, pero esas eran las que se veían al otro lado de la ventana… Las que caían bajo techo no lo eran tanto… Ahora los charcos se van secando y vuelvo a recuperar algo de fuerzas para seguir adelante… Es difícil no hacer caso a los cantos de sirena, aunque te ates con fuerza a tus convicciones y al palo más macizo que encuentres… Muy duro decir un «no»… Pero a veces es necesario… Al menos todos me dicen que ha sido lo mejor para todas las partes implicadas, aunque no lo sepan… Pero aun así cuesta mucho… Hay que ser muy fuerte…

Ya hace un tiempo que he conseguido mejorar esto que sostienen mis huesos. El otro día escuché a Paz Padilla diciendo que «a los 40, o te ajamonas o te amojamas»… Me hizo mucha gracia… :) Yo, por si acaso, me voy preparando y espero acercarme más a lo primero. Estoy contento en ese sentido. Me lo propuse y ha sido una gran lección y un gran aprendizaje que me he llevado de mí mismo. La constancia siempre tiene sus frutos. Y a eso no me ha ganado nadie, hasta ahora. Aunque aún me queda por hacer. De hecho, pronto se acaba mi tratamiento del brazo; me dan por un caso imposible. Voy a echar de menos a la gente del fisio, han sido muy majos conmigo y en cierta forma también han hecho de psicólogos, además de fisioterapeutas. Pero ya me he propuesto que ese tiempo que invertía allí, lo invertiré ahora en fortalecerme. Ha sido sorprendente para mí que dos médicos diferentes me dijeran que al perder peso, también se pierde masa muscular, cuando yo creía que lo que se perdía era la grasa que la recubría. Pero por lo visto no, y eso puede estar afectándome también.
Así que ahora me dedicaré a darle a las pesas todos los días y ver si me recupero en general y fortalezco el brazo para que no note tanto el pinzamiento. Ojalá lo consiga, o va a ser un recuerdo de por vida que no me va a hacer mucha gracia. Qué pena que algo bonito, como el motivo por el que me apareció, sea ahora tan doloroso… No quiero pensar lo que les pasa a la gente que se tatúan alguna referencia a sus parejas y luego lo dejan… Menudo sufrimiento…

Con lo que hay en mi cabeza, la lucha sigue en pie… Aún seguimos blanditos… A pesar de intentar no pensar e intentar autoconvencerme de que ya se perdió todo, uno sigue sufriendo sus crisis… En mi vida, por circunstancias que han ido pasando, he sido muy fuerte, aun sin saberlo del todo… Por supuesto, no puedo compararme con gente que realmente ha sufrido verdaderos dramas… Y también me he dado cuenta de lo débil que he sido, cosa que tampoco hubiera imaginado… Es un aprendizaje que no está siendo fácil… Pero algo que siempre he hecho y que no ha cambiado es que sé luchar… Y que cuando lo he necesitado, he buscado cómo mejorar en todo lo que he podido…
Por suerte, hay cosas de las que he aprendido este tiempo que me ayudan a allanar las dunas del desierto… A manejar el temporal lo mejor posible para que las aguas vuelvan a su cauce… Y uno de esos conjuros mágicos que invoco de vez en cuando es la meditación…

Atrapa el pez dorado

Aunque siempre me han gustado las cosas relacionadas con la mente, me interesé aún más por la meditación cuando leí «Atrapa el pez dorado» de David Lynch. Es un libro que me encantó, porque quitaba ese halo de ocultismo que parece que encierran estas cosas, y presentaba la meditación como algo rutinario… Él lo relataba de una forma tan natural como tomarse un café… Una herramienta que en su caso le aportaba imágenes que alimentaran su creatividad y sus proyectos. Y ya sabemos que este señor, lo que es creatividad, no le falta… :)
En esos momentos en los que lo leí, vivía algo estresado por la carrera y el compaginarla con el resto de mi vida, y sinceramente, no me pude involucrar más en profundizar en el tema. Pero ahora, en la situación en la que estoy y añadiendo el reto de la novela, la meditación se ha convertido en una ayuda más, tanto creativa como personal. Ha sido gracias a mi chamana que he empezado a tomarme meditar muy en serio. Me queda mucho por hacer en este campo, sólo estoy haciendo meditaciones de 10 minutos como mucho, cuando ella las consigue realizar de 40 (porque se recomienda no pasar de ese tiempo). Pero su dominio de la técnica es tan bueno que conoce incluso meditaciones de un minuto, que te aportan la serenidad que recuperas con las meditaciones largas, pero funcionando como un recuerdo de las sensaciones que vives en ellas… El día que consiga yo hacer eso será genial… :)
Al principio buscaba el apoyo de alguna música o alguna guía que me ayudara a saber cuándo tenía que inspirar o expirar… Últimamente prefiero el silencio… Me pongo unos cascos para aislarme del ruido de la calle, cierro los ojos, pongo las manos con las palmas hacia arriba, respiro… Y voy dejando que los pensamientos fluyan… Sean de la naturaleza que sean… Fluyen y los aparto… Sin rabia… Como pasar el dedo por la pantalla del móvil… Con suavidad…

Cuando me pongo a meditar, me imagino sumergido en un mar o en el océano, rodeado de peces de colores, que representan esos pensamientos… Me doy cuenta últimamente de la importancia que tienen el mar o los océanos para mí, como metáfora… Su fortaleza… Es curioso…
Y veo esos peces… Y los dejo pasar… Cosas que han pasado durante el día… Recuerdos del pasado… Ella… La novela… Mi familia… Mis amigos… Quizás algún sinsentido… No se trata de luchar contra la mente, sólo de dejar pasar… Disfrutar de lo que el subconsciente te trae… Quizás algo de ello se pueda aprovechar cuando acabe el tiempo (que es lo que en momentos de bloqueo con la novela me ha salvado), pero mientras, dejar ir… Solo, bajo el mar, con los peces…

Van a ser unos días duros lo que se presentan… También son un regalo que me he hecho… Una deuda pendiente que necesito disfrutar, aunque no voy a hacerlo con quien hubiera sido mi intención hacerlo… Es una larga historia… Pero me han dicho que alejarme me sentará bien… Recorrer otras calles… Desaparecer…
Sólo espero que Madame Odamae acierte para bien… Su predicción para esta semana era de lo más oportuna y desconcertante… :S
Cuidad mi desierto por mí… Gracias… ;)

Lazaretto

junio 14th, 2014

-Hoy me he levantado con la sensación de haber dormido 20 horas, a pesar de haber estado dando tumbos en la cama toda la noche, de haber pasado calor, sed y haber aguantado la megafonía de las fiestas del barrio hasta las tantas… Me he pesado y seguimos igual… Hoy Laura, la novia de mi hermano, ha cocinado para mí, aunque me ha recordado que otro día le tengo que hacer esos rollitos de pollo que tanto le gustaron… Hoy he aguantado un día más… También me he acordado… Me ha dolido el brazo… He pensado que ni tirando de los nervios de ese brazo me dolería más que lo que siento… He movido hilos para lo de agosto… Hoy he salido de una reunión indignado… He comprobado que el futuro de la política está en las democracias encubiertas cuando en realidad se tratan de dictaduras disfrazadas… Y que lamer culos es una profesión de moda… Nadar contra corriente, no tanto… Se me ha acabado la batería del móvil a media tarde… No he ido a por ese Moleskine como los que utiliza Neil Gaiman y que quiero dedicar a los borradores de los relatos… Chispeaba al salir… Lo querría estrenar la semana que viene y no sé si voy a poder conseguir uno antes… He comprado cerezas y plátanos… Me he dejado el pan, pero lo compraré mañana al volver de la caminata, si no diluvia… He recibido un mail que me ha hecho mucha ilusión… He visto fotos… Me he enterado de que me perderé un concierto muy bonito… Y estoy esperando que caiga esa tormenta que tanto llevan prometiendo… Pienso quedarme todo lo que pueda despierto mientras la escucho y escribo…

Pero, aunque sea una tontería, hoy es el día en que he elegido mi disco del verano de este año… Lazaretto… No creo que aparezca otro que pueda desbancarlo…

Kalopsia

junio 10th, 2014

-Estos días vivo anestesiado de mi propia realidad. Estoy todavía en una nube extraña, desde la que las cosas se mueven y yo las contemplo expectante, sin tomar demasiadas cartas en el asunto… No sé si es el cambio de temperaturas, el efecto de haber conseguido otro pequeño paso en la escritura, o a la resaca de la visita de Neil Gaiman, que aún puede estar durando… O puede que sea el maldito resfriado que he pillado AHORA y no en pleno invierno, durante el que me he mantenido como un roble; tanta vitamina tenía que servir para algo… El caso es que en este estado más cercano a la narcolepsia o a la insensibilidad, me noto más ligero, como si me hubiera quitado una enorme carga de encima… Como si las cosas de estos últimos tiempos ya no me importaran… Me limito a ver pasar los días, y a invertir mi tiempo sólo en mí… En mejorar, en curarme, en seguir dando pasos y seguir avanzando…

Aún no soy consciente de que he podido volver a verle de nuevo, y no estaba claro que pudiera, con toda la incertidumbre que planeaba en el ambiente en cuanto a que iban a haber colas legendarias. Era la segunda vez (técnicamente la tercera) que nuestros caminos se cruzaban, pero para mí esta ocasión ha sido la más especial, por las circunstancias que rodeaban este momento. Quizás era porque estaba atravesando una época en la que estaba más necesitado de sentirme cerca de él. Mientras soportaba la espera en las colas, pensaba para mis adentros que en las anteriores ocasiones yo había acudido como un fan más; con mis comics y mis libros y ansiando que me dibujara algo bonito o tuviera tiempo para firmarme todo el arsenal que le llevaba. Esta vez era muy diferente. Necesitaba tenerle como persona. Como alguien a quien admiras. Como tu referente.

En esta visita no era un fan. Aunque suene muy engreído por mi parte (y los que han convivido conmigo saben que soy de lo más modesto que os podáis encontrar en esta vida), quería encontrarme con «mi colega de letras». Estrecharle la mano. Ver su pluma. Comentarle cuatro palabras, sin más pretensiones. Necesitaba a la persona, su magnetismo, su energía… No sus firmas, aunque claro que aproveché para tenerlas, pues era la excusa para tenerle cerca durante unos instantes…

Los que me conocen saben que soy bastante malo para tomar decisiones… No es que sea indeciso; al contrario… Es que me tomo muy en serio las decisiones y antes de optar por un camino, evalúo todas las variables, opciones y consecuencias que se pueden dar… Y cuando ya lo he hecho, le doy doscientas vueltas más en mi cabeza… Y luego, quizás, me decido… Aunque estoy mejorando en ese aspecto y estoy quitando hierro a las implicaciones que tienen mis actos, aún queda tiempo para que pueda cambiar eso a corto plazo… Tendréis que aguantarlo un poco más, lo siento…

La noche anterior a la primera firma me puse a pensar qué libros le llevaría. La editorial sólo dejaba llevar dos ejemplares, y uno de ellos debía ser una de las novedades que presentaba. Ese primer ejemplar estaba claro: sería «El océano al final del camino». Además, se daba la circunstancia de que fue el libro que empecé a leer en el tren camino a mi último viaje a Málaga. Supuse que sería un bonito colofón a ese capítulo finalizado (por desgracia) de mi vida…
Pero, ¿qué otro libro podría llevarle entre todos los ejemplares, comics, muñecos, cartas y demás cosas que tengo? La decisión no iba a ser fácil… Entonces dejé que mi subconsciente trabajara por mí… Es algo que mi chamana me ha enseñado y la verdad es que es una herramienta muy útil cuando te encuentras saturado o abrumado. Consiste en no pensar. Sólo en dejarte llevar por tu parte no racional, por la de las emociones. En mi mente, me pregunté cuál de sus libros había marcado más mi vida. E inmediatamente vi el libro que tenía que llevarle… Y me di cuenta de que este hombre ha estado indirectamente en momentos muy importantes en mi pasado…

stardust

Era el libro que me ayudó a finalizar mi segunda carrera… Y era el recuerdo de una época dura pero por otro lado muy bonita y de un día muy divertido en el parque rodando el vídeo para el proyecto… No podía ser otro… Era ése…
Todavía lo tenía en su bolsa de plástico de congelados, la que utilizamos para presentarlo como víctima de mi aplicación de bookcrossing… :) Pero al abrirlo, me dio un vuelco el corazón… Literalmente fue así, no fue en absoluto figurado… No esperaba encontrar el sobrecillo con aquella nota escrita con su letra… Pensé que lo habíamos quitado tras la filmación… Y me di cuenta de que esto siempre iba a ser así… Creía que había recuperado parte de mis fuerzas y que podría afrontar este tipo de cosas, pero me equivocaba… Mi palmera le llama a eso «estar blandito»… Yo aún tengo textura de marshmallow…
Normalmente evito hacer ciertas cosas para no encontrarme con este tipo de sobresaltos: intento no mirar el mueblecillo negro y el espejo que hay sobre la cómoda, también guardé el último libro que le regalé en un cajón, porque el verlo cada noche era demasiado para mí, incluso cuando riego las flores que dejó, intento hacerlo sin mirarlas… Lo pongo todo perdido… Pero ellas siguen vivas… Es bonito saber que algo suyo no ha muerto aquí…

Por suerte ya hace un tiempo que no lloro… Algo hemos ganado en todo este periplo en desiertos y bajo palmeras… Pero ese pálpito me hizo ver que no sería la última vez que me pasaría… Que mi corazón volvería a sobresaltarse al encontrar algo suyo, al ver alguna fotografía o al encontrar un nuevo papelito escrito con su letra… Por no decir, si volviéramos a encontrarnos… Por eso voy asimilando, con tristeza, que quizás eso nunca pueda volver a suceder… Porque yo siempre voy a quererla… Y eso que tanto he querido, ya no puede ser… No creía que mi palmera tuviera razón, pero me temo que sabe más que yo en estos temas… Y me conoce muy bien ya… Iba a ser muy duro para mí tratarla como una simple amiga… Tomar un café y despedirnos como si nada… Como perfectos extraños…
Cuando me repuse, guardé el sobrecillo al lado de la foto que aún tiene su post-it con un «ESCRIBE»… Eso hago cada día… Porque la echo de menos… Como Neil cuando añoraba a Amanda y escribió toda una novela… «Escribo»…

Sin pretenderlo, y a lo largo de todos estos años en los que sigo a Neil Gaiman, me he dado cuenta de que tenemos muchas «tonterías» en común, cosa que me hace cierta gracia. De él aprendí que realiza sus primeros borradores a mano, que es la técnica que desde el verano pasado estoy aplicando y que parece que me funciona bastante bien (aunque sigue costando y me sigue pareciendo duro). Ahí le copié; lo reconozco y le doy las gracias. Pero la casualidad fue cuando me enteré de que él también escribe en pluma (aunque no de las de cartuchitos y a colores, como hago yo, sino recargándola con un ingenio que me temo que yo no sería capaz de utilizar).

Una semana después de estar por estas tierras, Amanda Palmer colgó esas dos fotos suyas. Ésta me hizo mucha gracia, porque se puede percibir su mirada ilusionada en busca de una nueva pluma… Me recordaba a mí mismo en Madrid, buscando una pluma bonita y echado sobre el mostrador del Corte Inglés, aunque al final acabara comprando la mía en un barrio y una tienda mucho más modestos… Yo siempre he sido de pueblo, y de barrio… :)

El jueves 29 de mayo del 2014 fue el día en que creí que iba a morir. En serio, pensé que os quedaríais sin actor para esta función. Primero fue hacer la cola desde las 10:30 hasta las 15:00 para la sesión de firmas de la FNAC, luego comer unos sándwiches que me supieron a gloria viendo a los skaters en la explanada del CCCB y finalmente volver a las 16:30 para la sesión propiamente, aunque ya con el numerito conseguido (el 20 de 100), donde por fin iba a encontrarme con él.

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Me dibujó una estrella fugaz y un Cthulhu… Al salir me temblaban las manos… No podría expresar lo que sentí en ese primer encuentro…
Luego llegó la conferencia en el CCCB a las 19:00, con su correspondiente cola previa, aun teniendo una de aquellas preciadas entradas de 3 euros por las que se rumoreaba que se podrían pagar 300 euros… :S Pero ya dentro, me llevé una gran sorpresa al comprobar que habían elegido mi pregunta entre todas las que se habían formulado vía Twitter. Estoy deseando que cuelguen el vídeo con ella, porque, aunque yo en esos momentos estaba delirando de la emoción en mi silla, fue una respuesta muy divertida y llena de dobles sentidos que no pude pillar del todo… De mayor quiero hablar como lo hace él… Con esa facilidad de palabra y ese ingenio… :)
Y en cuanto acabó el encuentro, y en contra de mi voluntad, porque había una nueva firma de libros, me fui corriendo al Primavera Sound. Esa noche iban a redondearla St. Vincent, Queens of the Stone Age y Arcade Fire… Y es cierto que lo hicieron… Y que podría haber muerto esa madrugada… Pero no podía permitírmelo… Porque tenía muchas cosas que hacer en mi vida, y porque cuatro horas de sueño después, tenía que volver a la firma de libros que hacía Neil en la nueva Gigamesh.

Ahora que acudo solo a todas partes, me hizo ilusión que mi hermano quisiera compartir conmigo ese momento. La verdad es que nos metimos un buen palizón, pero el esfuerzo mereció la pena… Fue una aventura divertida… Si hubiéramos empalmado con la firma de discos que hacían los Pixies en la FNAC de Diagonal Mar ya hubiera sido demasiado… Yo con que me favoritearan una foto que hice una semana antes en Instagram, ya me di por satisfecho… :)

neil and me 2014

Tiempo atrás no hubiera puesto una foto mía en ninguna parte. Pero todos cambiamos. Y mi palmera siempre me dice que alguien como yo no puede encerrarse. Que tiene que dar a conocer sus virtudes al resto de gente. Abrirse y ofrecerse, porque no suele abundar la gente con mi sensibilidad y esa energía que transmito. Además, mi tía, que es el referente femenino más cercano que tengo ahora, la vio publicada en Facebook y me dijo que, aunque estaba muy delgado, estaba muy guapo, así que tendré que hacerle caso… Al menos salgo sonriendo y feliz… Aprovechaos antes de que la borre… :)
Ahora ésta es la nueva foto que quedará en mi recuerdo hasta que nos volvamos a encontrar, y no aquella del 97 que puse hace unos días… Neil me firmó la edición antigua de «American Gods», la del hombre con la cabeza de búfalo delante de la bandera americana en la portada. Me parece una imagen soberbia y una edición mucho más bonita que la última. Escribió un «believe» que para mí tiene todo el sentido del mundo en estos momentos, y me dibujó una lápida en «El libro del cementerio»… Y entonces me despedí de él…

neil and me 2014

¿Fue un sueño? ¿Fue una mentira? Espero que mi mala memoria me dé algo de tregua y las fotos (como la que hizo mi hermano, que parece más onírica aún, sin pretenderlo, porque le pilló desprevenido el saludo) me sirvan para recordar esos momentos mágicos por mucho tiempo… Lo voy a necesitar…
Estoy convencido que nos volveremos a encontrar…. Y con un poco de suerte seguiremos siendo «colegas», o quizás incluso mi nombre le empiece a sonar de algo… Hay que mantener la ilusión… Todo llega para los que saben esperar… :)

Espero que perdonéis esta función tan larga, pero necesitaba que esto quedara para siempre aquí; el lugar al que recurro cuando quiero recuperar mis pisadas y buscar el nuevo horizonte entre las dunas… Seguimos caminando…

«so where’s Neil when you need him?»

mayo 29th, 2014

meandneil 1997

-17 años después de aquella primera vez, volveré a saludarle. Muchas cosas han cambiado desde entonces. Él ahora tiene barba; yo entonces no la llevaba y ahora sí. Él sigue conservando ese pelo, aunque con más canas; yo lo llevo mucho más corto que entonces. Él no viste tanto de negro y yo no llevo esas camisas tan «especiales». Aunque mañana pienso ir de negro… :) Ni siquiera las fotografías como esa se revelan en estudios. Ahora todo es digital, inmediato…
Pero por muchas cosas que hayan cambiado, sigue siendo mi referente en la escritura. Para mí, mañana (y pasado mañana, si continuo con vida) va a ser un día muy especial. No sólo por poder intercambiar alguna palabra con él y recibir la dedicatoria en alguno de sus libros, sino porque además asistiré a una charla de esas a las que siempre he querido atender. Neil Gaiman siempre tiene cosas interesantes que contar. Siempre se aprende con sus conferencias, tanto de la vida como de su escritura. Y con un poco de suerte, quizás llegue a contestar alguna de mis preguntas. Sería un honor. Hay tanta incertidumbre en todo lo que va a pasar mañana que asusta. Las colas, los horarios, la lluvia… Pero va a ser una aventura bonita… Algo que valdrá la pena vivir… Tengo mucha ilusión puesta en estos días… :)

Y además, por la noche, veré a Queens of the Stone Age y a Arcade Fire, dos de mis grupos favoritos, con sólo diez minutos de diferencia. Me hubiera gustado ver también a St. Vincent, pero creo que no voy a llegar a tiempo, por desgracia. Los astros a veces son caprichosos al confabularse para que todo suceda de la forma que ellos marcan. Será cuestión de dejarse fluir y disfrutar de todo lo que llegue… Por una vez, llevo puesto el piloto automático y pienso vivir estos días sin pensar en otra cosa que en mí… Creo que me lo he ganado… :)

El refugio de Superman

mayo 20th, 2014

[Ventisca… Ese aire que revuelve la arena del desierto y que impide a cualquier bicho viviente que respire con facilidad… Que nubla la vista, que llena los ojos de polvo, que asfixia… El vendaval recorre los páramos desérticos sin respetar nada de lo que encuentra a su paso… Su fuerza derriba lo que intenta levantarse y detiene el avance de aquello que se atreve a interponerse en su camino… Sólo los locos podrían atreverse a aparecer sobre las tablas del teatrillo… Pero siempre hay algún loco que desafía lo que el destino depara… La vida salpica su paso con valientes de esa clase…
Las primeras filas se retuercen en sus butacas intentando refugiarse del viento y todo lo que arrastra… Algunos han cubierto sus bocas con pañuelos para poder respirar y la mayoría entrecierran los ojos para protegerlos de los zarpazos de arena que llegan… En esas condiciones no todo parece ser lo que es… Las siluetas se recortan de forma caprichosa… Lo que parece un arbusto, es una roca… Lo que parece un tronco seco son sólo unas cañas clavadas en la arena… Lo que parece un protagonista, a lo lejos, no es más que un pequeño zorro que camina con dificultad… Pero si se aparta el sonido del vendaval, si se entrecierran los ojos, si se escucha con algo más que los oídos, puede leerse en su mente el relato de una función agónica…]

desierto

– Días como ayer o noches como las dos últimas, tienen que existir… Días en que te ahogas… En que las fuerzas faltan… Días en que el cuerpo te duele horrores, como si te hubieran arrancado una parte de él… Porque en cierta forma eso es lo que ha pasado… Días en que echas de menos… En que añoras las viejas aventuras… Las llamadas… Su voz… Y días en que te das cuenta de que ya no significas nada… Que eres un cero… Una historia perdida en algún recuerdo… Nada… Y que otros escriben su historia por ti…
Los sueños duelen… Son impredecibles, pero a veces preferiría no tenerlos, porque el rastro que dejan es demoledor… Volver a hablar con Ella… Reírnos como siempre… Sentirla otra vez cerca, sin despedidas… Oler su pelo…
Sólo queda el consuelo de que el día siempre acaba; que la noche, por muy larga que parezca, llega a su fin… Como los desiertos… Y que después de haber visto las agujas del reloj girar durante toda la noche, el nuevo día quizás no empiece con esos tintes… Si no te aferras a esa esperanza por llegar a encontrar la última duna, aunque sea lejana, mueres… Y no quiero seguir muriendo toda mi vida… Sólo necesito dormir… Y encontrar lo mejor de mí mismo…

Días como ayer o noches como las dos últimas, tienen que existir… Para que uno se dé cuenta de cuándo ha llegado al final… Al destino que se ha marcado en el mapa… Encontrar la Fortaleza de la Soledad… «Hay que salir de aquí…»

La Fortaleza de la Soledad

Ana’s Song (Open Fire)

mayo 17th, 2014

-Dicen que la curiosidad mató al gato. Por lo visto, el origen de esa frase viene de una expresión inglesa del siglo XVI «la preocupación mató al gato» (asociada a la cautela que tienen estos animales) y que venía a asegurar que preocuparse demasiado es malo para la salud, aunque con el tiempo la palabra «preocupación» se cambió por la de «curiosidad». La curiosidad es una particularidad propia de los seres humanos, pero también especialmente perceptible en animales como los gatos, roedores o al resto simios.

En mi caso, la curiosidad es una de las razones que me mantienen vivo, como descendiente de mono que soy. Creo que sin curiosidad, todo sería apatía en esta vida. Llegaría un punto en que todo te aburriría y te sumergirías en la cotidianidad del día a día. Afortunadamente, siempre me han atraído muchas cosas; demasiadas para poder atenderlas todas. Además de las que ahora ocupan la mayor parte de mi tiempo, y que ya podría considerar «aficiones» (como la escritura o la cocina), tengo interés en aspectos tan dispares como el mundo de la ópera, el vino, el Cosmos, el origami, los bonsais, los peces de acuario, la Astrología, Batman, la radio, la música de los años 20-30-40, la meditación, el té, el tuneo de ordenadores, el steampunk o la mitología clásica, sólo por contaros los primeros que se me pasan por la cabeza en estos momentos. Ya os digo, demasiados. En algunos he llegado a profundizar más que en otros. Normalmente el tiempo es el que ha dictaminado el nivel de abstracción, pero de todos ellos me he llevado algo que llevo conmigo. Investigar es un pequeño juego para mí. Es hacer de Sherlock Holmes por un buen rato y poner mi mente a prueba para enlazar cabos. Buscar. Curiosear…

Silverchair ha sido un grupo con el que he tenido mis desencuentros. Cuando aparecieron, sobre todo con su primer disco, me sonaron a unos clones baratos de Nirvana, y ahí no pude reprimir mi absoluto desprecio hacia ellos. El segundo disco me pareció un paso adelante, e incluso me lo compré en uno de mis viajes al santuario de los discos baratos que era Andorra antiguamente. Con el tercero, tuve que rendirme a la evidencia de que éste era un grupo que había que seguir detenidamente.
Ana’s Song fue el segundo single del disco (sí, entonces se sacaban singles, ¡guau!), y la primera impresión que me llevé al escucharla fue que era una canción más sobre alguna ruptura y la necesidad que se tenía por el otro, aunque por alguna razón esa letra me hacía intuir que podía haber algo más allá. No era normal que alguien le deseara románticamente la muerte a su compañera, pero que por otro lado cantara a los cuatro vientos que la necesitaba de alguna manera que no quedaba evidente a primera vista. Entonces apareció mi lado inquieto, y gracias a una Internet que entonces era el diccionario nuevo al que todos acudíamos, fui recogiendo las piezas del puzzle.

Bajo esas letras se escondía uno de los cantos a la redención más bonitos que he conocido. La canción no es más que un grito por vencer una enfermedad, la anorexia que el cantante padeció durante unos años y que le llevó a abandonar la vida pública por un tiempo. «Ana» no era un nombre de mujer, sino la forma que llaman los pacientes a la anorexia, como «Mia» es el apelativo de la bulimia. Por eso existe esa relación de amor-odio con Ana en esa letra caótica. Una llamada de atención hacia cómo se puede estar apegado a algo que por otro lado te está destruyendo; sentirte atraído por lo que te hace no ser tú mismo, lo que te está devorando, lo que te hunde…
Durante la enfermedad, Daniel no dejó de componer. Aunque había momentos de odio absoluto hacia la música, la convirtió en su vía para expresar sus sentimientos. Y de esa forma transformó una experiencia desgraciada en algo de una belleza inusual. Una de las metas que llevo siguiendo desde hace tiempo; que todo el dolor se transforme en hermosura… Luego su vida ha seguido adelante, y creo que en cierta forma ha sido recompensando con una carrera y un talento especial… Un ejemplo de superación…
Y así fue como lo que parecía una canción relativamente vacía se convirtió en un himno al que en momentos de pérdida he recurrido. Canciones para la reconstrucción. Tengo unos cuantos más. Quizás os los vaya mostrando por aquí, poco a poco… :)

Expresar el dolor a veces se convierte en un acto de supervivencia. Y sobrevivir se convierte en una lucha diaria por ganar esa guerra en la que te encuentras inmerso. Las guerras nunca han sido beneficiosas para nadie. En cualquier contienda, ambos bandos siempre han salido dañados. Pero, ¿qué hay de aquellas guerras en las que uno de los bandos es invisible? ¿Esas en las que tu peor enemigo no puede verse, y de hecho, está tan cerca que habita dentro de ti mismo? Cuando cada mañana tienes que buscar algo a lo que aferrarte para levantarte y seguir adelante. ¿Cómo haces para desprenderte de una parte de ti que sigue carcomiendo? Cuando los fantasmas del pasado te siguen visitando… Cuando los del futuro te traen imágenes que duelen…

Sólo los héroes que han superado esos horrores pueden contarlo… Yo aspiro a ser uno de ellos…

Please die, Ana
For as long as you’re here, we’re not
You make the sound of laughter
And sharper nails seem softer

And I need you now somehow
And I need you now somehow

Open fire on my needs designed
On my knees for you
Open fire on my needs, desires
What I need from you

Imagine pageant
In my head
The flesh seems thicker
Sandpaper tears corrode the film

And I need you now somehow
And I need you now somehow

Open fire on my needs designed
On my knees for you
Open fire on my needs, desires
What I need from you

And you’re my obsession
I love you to the bones
And Ana wrecks your life
Like an anorexia life

Open fire on my needs designed
On my knees for you
Open fire on my needs, desires
What I need from you

Open fire on my needs designed
Open fire on my needs designed
On my knees for you

Sprawl II (Mountains beyond mountains)

mayo 7th, 2014

-¡Vaya! ¡Me habéis pillado!

[El protagonista está sentado junto a una hoguera, meneando una sartén sobre el fuego…]

-Esta mañana me he levantado algo alicaído. Supongo que es el bajón propio de la resaca emocional que he sufrido el fin de semana con el asunto del anillo. Aunque el tema acabara milagrosamente bien (y me haya servido para aprender de nuevo una valiosa lección), no puedo negaros que pasé unos momentos horribles, y esa tensión acumulada tenía que escapar por alguna parte… O quizás es que este día tiene otros motivos para que me despertara así…

El caso es que, después de mi caminata matutina, me he enfundado en una camiseta con un mensaje muy apropiado y he empezado a planear un menú para quitarme esa sensación de tristeza. Cuando estás en el pozo, buscas la felicidad en las cosas más nimias, en «tonterías», como las llamo yo. Pero lo cierto es que si no fuera por estas cosas, ni siquiera me levantaría de la cama. Y, desde hace unos meses, una de esas tonterías que me esta ayudando a mejorar es la cocina.

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[El actor principal remueve con un golpe seco de muñeca el contenido de la sartén… El chisporroteo y una humareda se escapan del interior… El aroma que desprende lo que se cocina asalta a las primeras filas de la sala…]

Cocinar me calma. Me hace desconectar de mi realidad y me mantiene entretenido con algo de lo que aprendo cada día. Siempre me he defendido en la cocina, sin llegar a ser un «cocinitas», lo reconozco. Pero haber conocido a mi profe me ha ayudado a mejorar aún más y a abrirme a nuevos sabores y combinaciones que a mí no se me hubieran ocurrido de otra forma. Descubrir los beneficios de invertir tiempo en cocinar ha sido todo hallazgo. Además, me ha permitido perder 13 kilos (de momento). Otra «tontería» más.
Cuando era más joven no estaba a gusto con mi cuerpo, pero llegó un punto de mi vida en que me dejé de esas obsesiones. Simplemente viví, aun sin tener un cuerpo perfecto. Me centré en cultivar mi mente y mis valores, cosa que creo que es más importante. Realmente no necesitaba deshacerme de esos kilos, pero sí necesitaba algún reto de este tipo para motivarme, y no me ha ido mal. Ahora que peso lo mismo que pesaba en bachillerato, creo que ha merecido la pena conseguirlo. Pesar menos te hace estar más despierto, sentirte mejor con lo que te rodea y controlarte. Es como si la circulación de la sangre llegara a rincones que hasta ahora estaban abotargados y necesitaban revitalizarse. Incluso si paso la mano por el estómago, puedo notar la famosa «chocolatina», cosa que me hace cierta gracia, aunque no quiero conseguirla. No es mi objetivo.
En realidad, ahora que estoy más contento con mi cuerpo parece que me conociera mejor a mí mismo. Aunque como dijo mi chamana hace poco, la soledad también te ayuda a conseguir ese efecto…

Como os contaba, a mediodía me he puesto a cortar y cortar (con mi viejo cuchillo, aunque tengo ganas de estrenar mis cuchillos de cerámica) y han empezado a salir montañas de verduras. Aún no domino el corte tanto como el manejo de las sartenes o mi legendario arte para batir huevos, pero tiempo al tiempo. Además me he buscado un pinche de cocina para que me ayude a partir de ahora en estas tareas. Y ha sido así como se me ha ocurrido acudir aquí y hablaros de esta nueva pasión. Otra más. Con todas las que ya tenía… ¿Os podéis creer que antes de ir a dormir me ilusiono pensando en lo que voy a desayunar al día siguiente? Estoy chiflado… Pero ya lo sabías, claro…

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Debo confesar que cocinar para uno mismo a veces me da un poco de palo. Crees que no tiene sentido invertir tiempo en preparar un plato elaborado cuando vas a ser tú el único comensal. Pero ya veis que el beneficio no es sólo disfrutar del plato, sino también del proceso. Y es por eso que, aunque no tenga el día, me obligo a prepararme un menú en condiciones. Todo por la satisfacción que obtengo y por disfrutar de algo hecho con cariño, aunque sea para mí mismo. Tengo que cuidarme yo solo… :)
Por ejemplo, hoy que estaba algo necesitado de mimos y, como no hay nadie que pueda dármelos, he pensado que necesitaba chocolate. Entonces he improvisado un postre sencillo pero con gracia y una dosis generosa de cacao… Y me ha sentado muy bien… :)

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Desde que Hulk se ha puesto a cortar conmigo, he estado tarareando la canción durante todo el día. Y constantemente me venía a la mente el recuerdo de aquel día en que la cantábamos en el coche, a grito pelado, de camino a Andorra, mientras nos asombraba la enormidad de aquellas montañas…
Sigo escalando… Algún día llegaré a la cima… Os enviaré saludos desde arriba y os invitaré al rancho… ¿Gustáis?

[El protagonista ofrece la sarten a los asistentes con una sonrisa… Y esperando que no haya mucha demanda o tendrá que seguir cortando ingredientes un buen rato…]

Trust

mayo 4th, 2014

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«and with this ring I play so dead…»

mayo 3rd, 2014

-Al final Madame Odamae tenía razón. Después de esta semana nada sería igual…
Hoy en un alarde de hiperactividad, decidí que tenía que lavar el coche. Hace unas semanas cayó una lluvia de barro que fue la comidilla de toda Barcelona por unos días y que dejó todo como si hubieran volcado kilos de arena encima. Mi coche no fue excepción, y como no quería perder demasiado tiempo (el tiempo es de las pocas cosas valiosas que tengo ahora), pensé en llevarlo a un autolavado por primera vez. La verdad es que tenía hasta ganas de probarlo, como los niños cuando van a subirse a una atracción en la feria. Ha sido divertido.

autolavado

Al llegar a casa, siguiendo con mi enajenación temporal, he decidido que para dejarlo del todo listo, lo limpiaría también por dentro. Hacía años, desde nuestro último viaje a Málaga, que no lo hacía. Aunque pueda parecer imposible, tampoco lo necesitaba, pero quería cerrar ese capítulo también. Recoger los rastros que quedaban de aquello… Para mí era algo difícil pero lo estaba llevando bastante bien…
He aspirado todo el coche, he llenado un cubo de jabón y, esponja en mano y bayeta en la otra, he ido limpiando con la satisfacción de estar haciendo algo positivo. Algo de lo que me sentiría contento al acabar. Y era así… Hasta que ha llegado el momento de recoger…

He vaciado el cubo en la alcantarilla que hay al lado de casa, y al quedar todavía con mucha espuma, he llenado una segunda vez el cubo para aclararlo. Y ha sido al volcar ese segundo cubo cuando he oído un tintineo de algo que caía. La verdad es que me ha extrañado, pero no le he dado importancia, creyendo que quizás era alguna pieza pequeña del coche que al pasar la esponja me había llevado por delante. Una vez recogido todo he decidido ir a prepararme la comida. Así que me he ido a lavar las manos. Y al secármelas y mirar mi mano derecha (algo que hago instintivamente desde que tengo lo que ahora he perdido), me he dado cuenta de que mi anillo no estaba. Enseguida he relacionado ese tintineo con él y se me ha caído el mundo encima…

Ese anillo me lo dio mi abuela tiempo antes de morir. Según me dijo, era un anillo que había sido de mi madre cuando era pequeña (de hecho, yo lo llevaba en mi dedo meñique, porque no me cabía en ningún otro dedo). Según me dijo, tanto mi madre como mi tía habían tenido uno igual, una pequeña alianza de oro. Mi abuela siempre me pedía que llevara una pulsera o una cadena de oro al cuello; le hubiera gustado que un día hubiera aceptado llevar algo así, aunque a mí nunca me atraía la idea. Pero un anillo era diferente. Siempre me han gustado y he tenido una relación especial con ellos. Así que accedí a quedarme con él. Y desde entonces lo llevé en mi mano y lo atesoraba como algo de lo que no podría separarme nunca.
Desde que lo llevo, y especialmente en estos últimos tiempos, se había convertido en una especie de interruptor. Cuando estaba dándole demasiadas vueltas a la cabeza o nervioso, lo hacía girar en mi dedo pidiendo algo de calma. Y solía funcionar. No sé cómo voy a suplir ahora eso.

Es curioso que mi amigo I. también intervenga en esta historia. Hace unos meses, comentando el tema de mi brazo, me dijo que por qué no me cambiaba el anillo de mano, no fuera que me estuviera dificultando la circulación en él (ya que entonces lo llevaba en la izquierda, la del brazo afectado) y yo acepté la sugerencia. Aunque parezca extraño, en mi otra mano el anillo bailaba un poco, pero no hasta el punto de peligrar. Incluso hace justamente una semana, en nuestra cita del pasado sábado, salió el tema del anillo, porque él creía que ahuyentaría a gente que quisiera conocerme por interpretar que era una alianza de casado (que ni lo era, ni estaba en el dedo que corresponde)… Tuve que contarle la historia de ese anillo para que supiera lo equivocado que estaba… Ahora ya no tendrá motivos para temer por mí futuro… Una maldita alcantarilla se ha encargado de ello…

alcantarilla

Mirando atrás, mi relación con los anillos ha sido bastante peculiar. El primero de ellos al que le tenía un cariño muy especial lo perdí en mi primer viaje a Málaga, en un restaurante italiano. Otro de ellos se partió. Otro lo regalé y espero que siga estando en las manos en las que lo dejé. Los tres relacionados con Ella. Sólo me quedaban dos anillos especiales para mí. Uno que me quité cuando se acabó nuestra historia, porque era muy duro llevarlo e ir recordando todo lo vivido juntos, y éste que ha desaparecido hoy…

¿Y si no me hubiera cambiado el anillo de mano? ¿Y si me hubiera dejado de tonterías y me lo hubiera quitado para limpiar? Pues quizás aún lo tendría. Pero los «y si» son cuestiones que sólo sirven para martirizar más a los que ya no pueden hacer nada… Lo aprendí hace no mucho tiempo… Hice lo que consideré que estaba bien… Confié… Y me tocó perder… No hay más explicaciones que dar…

He revisado unas cuantas veces los alrededores de la alcantarilla y el interior, aunque la espuma no ha bajado y es difícil poder ver algo desde esa altura… Mañana volveré a revisarlo todo y supongo que el lunes llamaré al Ayuntamiento por si se puede hacer algo… Aunque me temo que está todo perdido…

Intentando pensar con todo lo que he aprendido en este tiempo, he interpretado que es una señal de la vida para decirme que tengo que dejar de apegarme tanto a lo material… El sentimiento se lleva dentro, y por mucho que haya perdido ese anillo, eso no es indicativo de haber dejado de querer a mi madre (lo más retorcido del tema es que mañana es el Día de la Madre), ni mucho menos… Pero me ha dolido… Intento autoengañarme pensando que quizás mi abuela se equivocara (durante sus últimos años a veces no sabía lo que hacía) y que ese anillo realmente no tuviera nada que ver con el pasado de mi familia… Ojalá… Me sentiría menos culpable…
Es una pena que las lecciones se tengan que aprender siempre a malas. Aunque, como dice mi profe de cocina, quizás si no fuera de esa forma, no se aprenderían nunca… Sólo espero que de la misma forma que se ha ido éste, en el futuro me llegue otro… Aunque no vaya a poder reemplazar al perdido… Noto que me falta algo… Me siento desnudo…

Al final Madame Odamae tenía razón…

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