Smoke on the water

junio 4th, 2002

[El silencio reina sobre las tablas del escenario… Parece que el tiempo se haya detenido por unos instantes y el público, que ya ocupa sus asientos desde hace un rato, se mantiene a la espera de que empiece la función de esta noche… Todo es calma…

Poco a poco una neblina empieza a cubrir las tablas y se empieza a extender por el patio de butacas… En pocos momentos la niebla deja paso a una espesa humareda. El olor a quemado invade la sala y alerta a los asistentes que empiezan a abandonar sus asientos alarmados por lo que están presenciando… ¡¡¡El teatrillo está en llamas!!!

De repente, y entre el humo y el caos sale a escena el protagonista entre un ataque de tos y con un pañuelo tapando la boca…]

– ¡Tranquilos! ¡¡Tranquilos!! ¡COUF! ¡COUF! ¡No es nada! ¡¡Ya he abierto las puertas y ventanas!! ¡En un momento se habrá esfumado todo esto!

[El público se detiene y aunque el aire es algo irrespirable esperan que el actor principal explique lo sucedido…]

– ¡COUF! ¡COUF! Siento lo ocurrido… Pero yo me he llevado la misma sorpresa que vosotros este mediodía… Ni en mis mejores experimentos de pequeño [ver post 03/02/2002] hubiera conseguido este resultado… ¡COUF! ¡COUF! Acababa de comer y estaba esperando la hora de coger el coche y volver al trabajo… Es justo el momento que aprovecha mi hermano (sí, el mismo del que os hablaba ayer) para plancharse el pelo en el lavabo… Para eso el tiempo nunca es suficiente… Recordé entonces que tenía que buscar un CD para dejárselo a un compañero de trabajo, así que me levanté de la cama y me dispuse a sumergirme entre ese mar de cajas de CDs que inunda nuestro cuarto. Mi hermano en esos momentos estaba también en la habitación… De repente ¡COUF! ¡COUF! ¡COUF! me asaltó un olor a quemado (algo extraordinario ahora que me detengo a pensarlo, porque no es que tenga un sentido del olfato muy agudo que digamos). Rápidamente se lo comenté a mi hermano y ambos salimos al pasillo para comprobar que pasaba… Mi primera reacción iba a ser ir al lavabo donde mi hermano se peina para comprobar que su artilugio no estuviera ya envuelto en llamas… Pero la sorpresa me sobrevino antes de llegar a él…

El humo provenía del otro pequeñísimo lavabo que tenemos en el piso y extrañamente de una pequeña estantería en el suelo… Al principio creímos que se trataba de algún cortocircuito tras ella y que deberíamos cortar la corriente por si acaso, pero mirando con más detenimiento (y casi asfixiados, la verdad), descubrimos el origen de esa pestilente neblina. ¡COUF! ¡COUF! La sofocante humareda salía de un bote de plástico blanco que tenía una tapa negra para cerrarlo… Casi sin tiempo a reaccionar lo cogimos y lo llevamos al balcón donde mi madre abrió la tapa y derramó agua sobre el contenido…

Sé que es una historia inverosímil, pero cuando os diga lo que contenía el bote aún lo será más… El recipiente, totalmente cerrado y dormido en esa estantería durante meses sin que nadie llegara a despertarlo, contenía unos polvos que mi madre utilizaba para tintarse el bello de los brazos (para que no se noten tanto, así de coqueta es…) :)

En fin… El susto no nos lo ha quitado, pero luego la sorpresa se ha adueñado de nosotros… ¿Cómo es posible? ¿Es acaso una señal? En ese caso agradecería que la próxima no se aferrara a mi garganta con tanta fuerza… ¡COUF! ¡COUF! :)


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