Here comes the flood
-No suelo soñar mucho, pero cuando lo hago, es justo lo que necesito… Esta noche he soñado que volvían las palabras… Las risas… Los abrazos…
Parece mentira que haya pasado tan poco tiempo y pese tanto… Cada minuto de distancia se alarga una eternidad… Cada instante de este agosto que quema tanto se hace un poco más bochornoso con los silencios… Es tan diferente al del año pasado que asusta… Tan diferente a todo lo vivido durante este tiempo que parece una auténtica pesadilla…
Pero, ¿qué puedes hacer cuando ofreces diálogo y recibes silencio? Sólo respetar… Algo que aprendí de ella… El castigo impuesto me parece desproporcionado; ha sido un despiste que ha salido muy caro, que es capaz de eclipsar todo lo compartido y borrarlo de un plumazo… El tiempo se derrama a borbotones por heridas invisibles… Y si una de mis asignaturas pendientes era dejarme sentir las emociones, os aseguro que el nudo en el estómago lleva atado desde hace días… Pero no queda otra… Sólo puedo dejar que la llaga cicatrice, que las palabras que se dijeron en caliente y que dolieron tanto esa tarde queden emborronadas por los sentimientos que florecen en realidad… Estar ahí… Y mantener la esperanza de que el sueño se haga realidad…
Ayer fui a la playa a ver amanecer… Es de los pocos privilegios que me puedo conceder estos días… Caminé por la arena respirando todo el mar que pude… Y en la orilla vi algo resplandeciente que se movía nerviosamente… Cuando me acerqué, encontré a este amigo, dando saltos inconexos que seguían reflejando el dorado del sol en su plateado cuerpo… Se había perdido…
Lo cogí enseguida y lo dejé en el agua de nuevo… Buscaba respirar, pero lo hacía en el sitio equivocado… Quizás a mí me pase lo mismo… Son días demasiado confusos…
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