You Lookin’ At Me Lookin’ At You

julio 22nd, 2014

-Todos somos especiales. Creo que no descubro nada nuevo… Pero no empecéis a pecar de inmodestia. Realmente lo somos sin haberlo escogido. Desde el momento en que salimos del interior de nuestras madres, el juego de cómo seremos físicamente acaba y empieza el de cómo nos adaptaremos, como nos comportaremos en este mundo hostil tan nuevo…
Cada uno de nosotros no es más que el compendio de años y años de evolución… De genética modificada siglo tras siglo… De la sangre de los abuelos de nuestros abuelos que finalmente acaba en nuestro torrente sanguíneo…

De mi madre conservo sus ojos, sus temores y su nerviosismo oculto… Creo que los ojos es lo más bonito que tengo, así que me siento afortunado, aunque los de mi abuela eran más bonitos aún… Con el tiempo he ido batallando por vencer esos otros dos lastres heredados y creo que ahora soy más valiente, que me atrevo a las cosas y soy más decidido… Las ansias por conocer me vienen de mi abuelo; mi madre me contaba que siempre estaba leyendo libros, y que no había nadie igual para preparar injertos en los árboles, o que era capaz de plantar cualquier cosa y conseguir que creciera, por muy mala que fuera la tierra… La agudeza mental y el humor son de mi padre; esa sorna que a veces dejo salir, aunque soy más bien reservado, como mi madre… La fuerza es sin duda de mi abuela; no he conocido nunca una persona con más fortaleza que ella… Y yo ahora estoy descubriendo esa faceta en mí… La generosidad y la nobleza son de las dos ramas de mi familia, aunque más notables por la parte de mi madre… El pelo negro y recio son de mi abuelo… Como su barbilla y sus labios… Como los huesos anchos y la corpulencia… Mi madre me contaba que se vanagloriaba de las piernas que tenía y les decía a sus hijas que debían conseguir unas como las suyas… Es una pena que no llegara a conocerle… Me hubiera encantado… :) Mi madre y mi abuela siempre decían que estaría muy orgulloso del nieto que tenía y de lo listo que había salido… Y aunque no haya habido ocasión, yo le venero como si lo hubiera hecho… :)
Las orejas grandes me vienen de mi otro abuelo. Qué le vamos a hacer… Supongo que disfruto mejor de la música con ellas… :) A él le tuve durante unos años, aunque no tuve mucho contacto… Pero era un buen hombre… :)

Lo único que no he sido capaz de saber es de quién he sacado las manos y la suavidad de la piel… Mi abuela decía que las tenía de pianista, que eran bonitas y suaves… Yo recuerdo que su piel también era muy suave… Incluso el fatídico día en que nos dejó, seguí acariciando su piel y notaba ese tacto satinado…
Lo mío no creo que venga por ella… Quizás sea por esa manía que tengo de frotármelas con colonia… A saber… :)

Hace unos días me enteré de algo que me hizo mucha gracia. La semana pasada me llegó la galerada, es decir la maqueta, de uno de los libros en los que voy a aparecer próximamente. Siempre había escuchado esa palabra, pero nunca había pensado que llegaría a mí algo así. La verdad es que es una sensación muy bonita. No me imagino el día en que esa galerada sea de un libro enteramente mío… El caso es que sobre ese relato parece haber caído una extraña maldición, ya que desde el momento en que se conocieron los seleccionados, en todos los sitios donde ha ido apareciendo mi nombre, han escrito mi segundo apellido incorrectamente (con «v» en lugar de «b»). El último caso fue en la contraportada del libro, donde aparecemos todos los que colaboramos en él, que por extrañas circunstancias no aparecía ni siquiera mi nombre…. XD Yo bromeé con la editora comentando que quizás es la hechicera de mi relato la que está obrando esa extraña magia negra… El caso es que J.R. un nuevo amigo gallego que está implicado en el tema, me comentó el error y me dijo que si fueran gallegos, ese problema con mi segundo apellido no hubiera pasado, ya que mi apellido tiene esos orígenes. Entonces me preguntó si sabía lo que significaba. Yo siempre supe que era un árbol, pero pensé que era una variedad propia que se llamaba así. Él me sacó de la duda y me dijo que un «carballo» en realidad era un roble. Entonces me quedé alucinado. Resulta que tanto mi abuela como mi abuelo tenían el mismo apellido, sólo que en diferentes lenguas. Mi abuela se apellidaba Robles. Y mi madre y mis tíos entonces, «Roble» Robles… Quién lo hubiera dicho… Parece que estuvieran predestinados a estar juntos… :)

Toda esta mirada atrás viene a que llevo un tiempo pensando en mis raíces… En lo orgulloso que me siento de cómo soy y lo agradecido que estoy a los que me hicieron así…
En un plazo aún por determinar voy a volver a la tierra que vio crecer a la parte de mi familia de la que me siento más arraigado… Han pasado seis años desde la última vez y tengo muchas ganas de estar allí y respirar el campo… Volver a pisar caminos polvorientos… Ver con mis ojos heredados el amanecer en los sembrados… Respirar y recuperar aquellas sensaciones…
Porque, cuando nos miramos, no nos vemos a nosotros mismos… Sólo percibimos el paso del tiempo reflejado en nuestros ojos…


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