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The Memory Remains
– Desde hace mucho tiempo ya, el servicio de correos me ha deparado grandes alegrías provinentes de lugares recónditos a este teatrillo… Qué queréis que os diga, puedo ser informático en mis ratos libres y contar las excelencias de los e-mails, pero como una carta con su papel, su sobre, sus tachones y alguna sorpresilla, creo que no hay nada… Atesoro todas las que me llegan y les tengo mucho cariño… Y esta semana me ha llegado una de la ínclita remitente de los ojos raros (porque no hay manera de aclararse si son verdes, grises, azules o como yo digo, color agua-turbia-sucia)… Os ahorraré los comentarios sobre lo que contaba en la carta, pero no podría irme sin dejaros con el regalo que venía en el interior…
Como veis me conoce tan bien que ya vela por mí y por mi famosa mala memoria… Ahora sólo me falta recordar para qué servían estas cosas y donde se metían… Y hablando de todo, juraría que mañana tenía yo una cita… ¿Dónde me ataría el nudo que me puse para recordarlo? :S
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