Invaders

abril 21st, 2006

[En el teatrillo, silencioso durante un tiempo, resuena una música fantasmagórica, como si una orquesta de serruchos tocados con arco, melotrones y theremines estuvieran interpretando la Sinfonía del Apocalipsis Interestelar en Mi Bemol… Mientras tanto, haces de luz de varios colores barren el patio de butacas de un lado a otro sin dejar un rincón por explorar…
De pronto un par de chorros de humo irrumpen en el escenario creando una cortina espesa e inmerso en ella y tosiendo aparece la figura del protagonista…]

– Hola… Sólo he vuelto para avisaros… Ya están aquiiiiiií…
Los que habéis pasado por este teatrillo alguna vez recordaréis los cursillos de creación de estrellas que puntualmente os he ofrecido… Espero que siguierais al pie de la letra mis indicaciones y que en estos momentos vuestras habitaciones estén adornadas con millones de estrellitas… Esta noche he vuelto porque me gustaría ofreceros el apasionante cursillo “Como preparar una invasión alienígena en la oficina de vuestro trabajo”… Los pasos son bien sencillos…

Primero debéis conseguir el primer plato de plástico que llegue a vuestras manos… Las tiendas de chinos, tan extendidas en nuestras ciudades, son una excepcional fuente de material de este tipo… Además suelen ser muy baratos… No dudéis en ir a una de ellas… Os recibirán con una sonrisa de oreja a oreja…

Seguidamente introducimos un par de croissants… Cuanto más buenos, mejor será nuestra invasión…

Los cubrimos con otro plato boca abajo, para preservar intacto su goloso-pringoso-irresistible contenido…

Y recubrimos el fuselaje con el típico papel de plata, empleado en toda buena manualidad y que dará un toque vistoso a nuestra flota de impresionantes naves…

Repetiremos este proceso tantas veces como pares de croissants tengamos… Cuantos más mejor, así nuestro escuadrón de platillos será realmente amenazante…

Y eso es todo… Ahí tenemos nuestra flota invasora de platillos volantes… Los croissants vienen a por vosotros…

No os alarméis… No me he vuelto loco… Todo tiene una explicación… Ocasionalmente durante el año, uno de nuestros jefes (que algo bueno deben hacer de vez en cuando) se digna a encargar una cantidad IMPRESIONANTE (y dad todo el valor que merece esa palabra, porque lo es) de croissants (o “crusanes” y no quiero mirar a nadie, COF COF COF) a una pastelería de un pueblecito algo lejano… La odisea merece la pena, porque nunca probareis unos croissants como esos por mucho que intentéis buscarlos… Así que ese día se convierte en algo un poco más especial que el resto… Y yo encargo un par de ellos para mi padre y mi hermano, así que tengo que ingeniarme algún sistema para llevarlos a casa sin que sufran el menor daño… ¿Y qué mejor manera que la que os he contado si encima me ha regalado un momento impagable mientras tramaba todo esto? :)
Qué fácil es ser feliz a veces… Aunque sean pocas…

Por si os lo preguntabais… Al llegar a casa la flota sucumbió en pocos instantes al ataque de unas ávidas mandíbulas… Pero seguro que volverán… De hecho, creo que ya están entre nosotros… :)

Vuelvo… Y ella también lo ha hecho… Aunque yo no sé ni por cuanto tiempo ni qué será de mi destino…


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