Man that you fear
– Escribir es duro… Y más cuando se trata de un proyecto tan largo como una novela… Hasta ahora sólo me había enfrentado seriamente a la escritura de relatos con una fecha límite de entrega relativamente corta, y con el aliciente de que tarde o temprano, acabas teniendo un veredicto que te sirve para valorar tu trabajo. Pero no ver todavía ni el horizonte y pensar que aún queda todo un camino por recorrer es en cierta forma desesperanzador…
La escritura es una actividad solitaria de por sí, y el hecho de que seas tú el único que pueda hacer avanzar la historia, que no puedas delegarla en nadie más, ni procrastinar sin tener ese sentimiento de culpa por no hacer lo que en teoría deberías estar haciendo, ESCRIBIR, es de lo más agotador. Supone una carga mental importante, no sólo en el momento de enfrentarte a las horas que tienes programadas al día para escribir, sino durante el resto de la jornada, en busca de detalles o de hilos de la historia que aún no tienes del todo pulidos y que necesitas tener claros antes de llegar a ese punto de la narración. Por no decir el evitar todas las tentaciones y distracciones que aparecen en tu vida o al cansancio acumulado durante el día…
Es muy fácil caer en el desánimo, más si no estás pasando por un momento en que la fortaleza sea precisamente tu mejor virtud… Llevo pocos días y parece que me esté arrepintiendo de haberme embarcado en todo esto… Era algo que me temía, y no sé si realmente ha sido el mejor momento de mi vida para tener la idea genial de proponerme seriamente este reto… Es duro, la verdad… Pero tengo que sacar fuerzas de donde sea y seguir adelante… Lo que aún no sé es cómo conseguirlas…
Parece como si poco a poco me estuviera convirtiendo en mi propio enemigo, en una guerra en la que sólo hay dos bandos: yo mismo y un folio en blanco…
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