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julio 11th, 2014

[Han aparecido unos adoquines enormes en medio del desierto. Quizás al resto del público le parecerá un hecho algo chocante, pero al protagonista parece no sorprenderle demasiado. Al fin y al cabo, ya ha visto cosas parecidas no hace mucho…

confusion

No son demasiados, sólo unos cuatro o cinco, pero el protagonista parece estar apilándolos juntos, rompiendo la pequeña barrera que parecían estar formando… Entonces se dirige al respetable, que aguarda curioso el inicio de la sesión de esta noche…]

-Hace unos diez años que quise hacer una función con este título… Iba a tratar de cómo se transformaba el bordillo de la casa donde me había mudado en una pequeña rampa… Incluso había preparado fotos de la acera con cada uno de esos adoquines quitado, porque quería hacer una animación con ellos bailando… Me parecía gracioso… Pero creo que ya ha pasado su tiempo… Por eso he preferido cambiarlo por algo más actual…

Desde hace un tiempo he vuelto a aprender a contar… Cuento como pasan uno, dos, tres meses, como quedan siete, seis, cinco días… Cuento los minutos promedio por kilómetro en las caminatas matutinas; si son por debajo de 8:20 me doy por satisfecho, en los tramos que corro por debajo de los 6… También cuento los números que marca la báscula: 76,5 (cifras decrecientes, así son más fáciles de recordar)… He estado por debajo, pero creo que ese se ha convertido en el número que debo conservar… Cuento lo que he dejado atrás… Alrededor de 14… Tenía que aparecer… Cuento las veces que levanto las pesas… Cuento las palabras que escribo… Los apoyos que recibo… Lo favoritos en las fotos… Cuento cada día 6 del mes, cada día 14… Los que quedan para el 15 de este mes… Para el catorce del que viene…
Me limito a ir contando… Cada mes que pasa me aleja más de los recuerdos… Enfría todo y lo deja en una burbuja de irrealidad… De algo que casi ya no sabes si pasó de verdad o fue un sueño… También aleja de las pesadillas, del frío del invierno, de las sacudidas… Me da pena empezar a notar todo eso… Que se pierde lo que tanto había querido… Que todo se va desmoronando lentamente y que uno tras otro van quedando atrás todos aquellos momentos…

El martes fui a visitar a mi palmera y quedó encantada con lo que había conseguido superar desde la última vez… También me dijo que estaba muy guapo y que no adelgazara más… Es la comidilla de todos los que han visto la metamorfosis… Aunque la que más gracia me hace es la vecina de mi abuela cuando me ve, que casi parece que me regañe… :) Es muy buena mujer y me alegra mucho verla algún sábado cuando me acerco al piso a regar…
La verdad es que tengo que reconocer que hago bien mis deberes, pero alguno de ellos son bastante dolorosos de cumplir… Le comenté que no me sentía orgulloso de lo último… Que tenía esa sensación de no dar la mano a quien te la está pidiendo… De estar atrapado entre el deseo de la droga que saciaría las ansias y la fuerza de la templanza… Entre una espada afilada que puede herir y una pared fría en la que cubrirse las espaldas… Pero ella insiste en que es lo mejor, no sólo para mí sino para todas las partes… Que no es el momento… Que si todo tomó un rumbo, debe llegar a su destino para que luego lo que tenga que llegar, si llega, no duela… Que mientras, es tiempo de romper barreras, abrirse al mundo y dejar el pasado atrás… De desinhibirse, conocer gente, aprender… De expandirse… De crecer… Y que en ese sentido, ella ha visto una evolución muy grande en mí… Yo también la he visto… Con mucho esfuerzo, también es cierto… Pero poco a poco he ido tejiendo una nueva red de personas que me mantienen lo suficientemente distraído para no dejar que mi mente caiga en las trampas de siempre…

Pronto vendrán fechas difíciles y tengo miedo a cómo voy a reaccionar. Ya llevo días preparándome y sé que tengo que desaparecer y no pensar en ello… Buscar algo en lo que ocuparme para mantenerme distraído… Aun así, con el rabillo del ojo, estaré viendo ese pasado que se difumina… Recordando aquella aventura del Hobbit que salió de la comarca y recorrió solo todo el país para encontrar su sueño… Aquella noche mágica… La música… Creo que no podré evitarlo por mucho que quiera… Como nunca voy a dejar de sentir algo que quedó sentenciado a muerte hace ocho meses… Ya lo dice el dicho: «donde hubo fuego, siempre quedan cenizas»… Y aquí hubo un incendio descomunal…

Pero como decían Garbage, el truco está en seguir respirando… Yo, además, intento bailar un poco mientras cuento…


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    Un monstruo viene a verme
    (Patrick Ness)

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