Mellon Collie And The Infinite Sadness

febrero 3rd, 2005

[Una espiral con aroma a vainilla despega desde la taza azulada que aguarda sobre la mesita y se pierde en la oscuridad… Los jirones se retuercen en impredecibles figuras como casi aleatorias son las formas de una pluma… El polvo se ha acumulado a paladas en los rincones de la sala y las telarañas cubren gran parte del antiguo decorado, que espera ser retirado a las bambalinas… El público fiel a la representación tenía serías dudas de su continuidad… Quizás las mismas que el propio protagonista… Pero esta noche el actor principal vuelve a salir a escena…

– Hola… Hoy ha sido 3 de febrero… Y ese es el día de mi santo… Mi onomástica…
Mi verdadero nombre no era un secreto y verdaderamente no era este un motivo lo suficientemente importante para volver… Nunca lo he celebrado y a lo máximo que he llegado cada año es a recordar que esta fecha coincidía con el día de las fiestas de mi colegio de pequeño… Pero en esta ocasión era una fecha significativa… Porque esta noche no me llamo como realmente figura en mi carnet… Esta noche me llamo Oliver… Ese debería haber sido mi nombre… El que mi madre había querido para mí… Y el mismo que no me dieron porque de forma cariñosa (Oli) significa “aceite” en catalán…

Muchas cosas han cambiado desde ese día en que me fue arrebatado mi nombre… Ya soy capaz de llegar a los controles de la televisión sin subirme sobre un transistor… Ya no suelo comer Nocilla… Ya no voy al colegio… Ya tengo un coche, algo que a esa edad no hubiera ni imaginado… Y ya no tengo a mi madre conmigo…

La melancolía y la tristeza se mezclan como el azúcar en una taza de té… Y es difícil quitar esta amargura, por mucho que intente endulzarla, cuando todo me recuerda a ella… Desde la toallitas que guardaba en los cajones hasta la bufanda que me enrosco al cuello cada mañana… Noche tras noche me acuesto con la ingenua esperanza de que al despertar escuche como la puerta de mi cuarto se abre y una mano me dé un par de cachetes dulces en la mejilla mientras me comenta el frío que hace afuera y me pide que me abrigue bien… Pero son sólo eso, ilusiones… Ella nunca está…

Estoy encerrado en una celda de recuerdos que crece y crece con cada pequeña cosa… Con cada motivo, por minúsculo que parezca… Y cuanto más se agranda esta prisión de sentimientos, más difícil es encontrar una salida… Nada puede llenar su ausencia… Es algo que no pasa así como así… Ni siquiera es parecido a un dolor de muelas… A un corazón roto… Nunca había sentido un ardor así… Y sé que es algo que voy a llevar para siempre conmigo… Como un tatuaje en la piel… Solo que éste no lo he escogido yo… Es esa la muesca en un vinilo, que por mucho que quieras evitar siempre está ahí y enturbia la mejor de las canciones…

Durante estos días he llorado más de lo había llorado en todo lo que llevo vivido… También aprendí a mentir… No me siento orgulloso de ello… Pero fue por necesidad… Llené mis labios de “todo irá bien” y “no pasa nada”… Y esas mentiras tampoco sirvieron de nada… Sólo intentaron apaciguar a quienes han sufrido conmigo… Y a ella misma, aquella última mañana en que me reconoció mientras clavaba su mirada en mí… Una mirada que nunca podré olvidar…

Ya no tendré su voz… Su sonrisa… Sus ojos… Sus preocupaciones por todo lo que me sucedía… Sus bizcochos de limón… Sus “prenda”… Incluso algo tan trivial como su letra, que ahora guardo como un verdadero tesoro…

Desde aquí quería daros las gracias por vuestros ánimos y por ser un hombro en el que apoyarme en esta caída… A los que asistís a las representaciones y a aquellos que ni siquiera conocen de la existencia de este teatrillo… A quien me ha invitado a piruletas y ha cuidado del gato mientras he estado fuera… A mi hada madrina… A mi otro yo… A una tortuga… A un duendecillo… A s… A quien ha deseado mi vuelta… A quien me ha reservado besos y abrazos… A quien se ha acordado de mí desde el otro lado del vasto océano… A los que están algo más cerca y me apoyan día a día… Y a ella… No he dejado de sentirme querido en ningún momento… Y eso es algo que no puede pagarse ni con todo el oro del mundo… Gracias de todo corazón a todos… Estoy muy orgulloso de teneros como amigos… No podría deciros más palabras que pudieran expresar todo lo que me habéis dado…

Supongo que comprenderéis que ésta no será la última vez que mi madre aparezca por aquí… Aunque también sé que debo hacer lo posible por dejar que duerma tranquila para siempre y no despertarla en mis recuerdos… Prometo que lo intentaré… Espero tener un poco de suerte… Gracias por entenderlo… Nos vemos pronto…

[Y el protagonista recoge la taza y tras pasar un dedo por la pintura del nuevo decorado para comprobar si ya se ha secado, se retira tras las cortinas de un teatrillo que nunca será el mismo…]


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    (Patrick Ness)

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