High

septiembre 5th, 2004

[Al abrirse el telón, el fuerte olor a pintura asalta a los asistentes… El colorido apagado del nuevo decorado contrasta con la claridad del anterior… Pero las estrellas centellean más que nunca… Parpadean aquí y allá juguetonamente… El protagonista aparece casi mimetizado en la oscuridad… Viste totalmente de negro y lleva puesta una camiseta con un gran símbolo de Batman en el pecho… Llegado al centro del escenario, un foco recoge sus pasos y se centra en su figura… Entonces el actor descubre un extraño casco que reservaba tras su espalda y se lo pone en la cabeza… Es un gorro de aviador, diríase de un chiflado aviador, a rombos blancos y negros y con una gran hélice plateada en lo alto… Parece tener ya unos años, y la verdad es que el protagonista tiene ciertas dificultades para ponérselo en la cabeza… Pero finalmente llega a encajarlo y complacido por la hazaña esboza una sonrisa al respetable… El choque entre el lado freak y el alocado del protagonista se hace evidente en la imagen que aparece en escena… El actor respira hondo y tras unos segundos de pausa da inicio a la función de esta noche…]

– Me gustaría empezar esta historia como los cuentos de hadas… Me gustaría empezar diciendo: “Una vez había un pequeño príncipe que vivía en un planeta apenas más grande que él, y que necesitaba a un amigo…” Para los que comprenden la vida, esto les puede parecer muy normal.

Tengo razones muy serias para creer que el planeta de donde venía El Principito es el asteroide B-612. Si os digo su número es a causa de las personas mayores. A las personas mayores les encantan las cifras. Cuando les habláis de un nuevo amigo, nunca os preguntan sobre lo esencial. Nunca os dicen: “¿Qué sonido de voz tiene? ¿Qué juegos le gustan? ¿Colecciona mariposas?” ¡No! En cambio os preguntan: “¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre? Sólo entonces creen conocerle. Si decís a las personas mayores: “He visto una casa muy bonita de ladrillos de color rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el tejado…” no lograrán imaginarse esa casa. Tenéis que decirles: “He visto una casa que valía un millón…” Entonces dirán: “¡Qué bonita!”…

Si les decís: “La prueba de que El Principito existe es que era encantador, que reía y que quería un cordero. Cuando uno quiere un cordero eso es prueba de que existe”, se encogerán de hombros y os tratarán de chiquillos. Pero si les decís: “El planeta de donde venía es el asteroide B-612”, entonces quedarán convencidos y ya no os harán más preguntas. Son así. No hay que enfadarse por eso. Los niños deben ser muy comprensivos con las personas mayores. Nunca entienden nada por sí mismos y es para los niños muy cansado tener que darles explicaciones continuamente. Todas las personas mayores han empezado siendo niños, pero pocos se acuerdan…

[El protagonista detiene su relato… La verdad es que parecía recitar el guión algo tenso y acelerado, y mirando a todas las filas mientras gesticulaba exageradamente, seguramente para que pudieran verle las últimas filas, algo lejanas al escenario… El público se encuentra algo confuso… Entonces el protagonista se dirige a los asistentes para intentar mitigar el impacto de lo sucedido hasta el momento…]

– No os asustéis… Os ahorraré el resto… :) Hacía mucho tiempo que no repetía estas mismas palabras… Tanto que la última vez ni siquiera hubiera imaginado que crecería unos palmos más… Y que la espuma de afeitar se iba a convertir en algo más que “eso blanco que se pone papá en la cara”… He tenido que recurrir a mi carpeta de recuerdos para recuperarlas porque ni siquiera las recordaba… Pero hoy era el día… Una noche perfecta para hacerlo…

Cada vez que llega un momento como éste, realmente no tengo palabras para explicar lo que significa para mí este teatrillo… Le debo mucho y no me cansaré nunca de decirlo… Me ha permitido conocer a personas muy importantes para mí… Algunas siguen ahí… Y es un honor seguir contando con ellas… Otras desaparecieron por diferentes motivos y no me arrepiento de haber compartido con ellos momentos geniales que ojalá volvieran…
Y aunque últimamente no he pasado demasiado por aquí y tengo alguna espina clavada que me impide que todo lo que me rodea sea perfecto, también tengo que confesaros que tengo algo muy bueno entre manos y que me hace soñar con la felicidad y mantener una sonrisa tonta en esta cara mía como pocas cosas podrían… Estar sobre una nube de esas a las que siempre había querido subir y llegar bien alto… Recuperar de nuevo la esperanza en que los deseos a veces se cumplen…
Pero nada por el momento me apartará de este escenario… A no ser que los tomates lo hagan, y eso depende de vosotros… ;)

Y ahora, si me disculpáis, tengo una cita ahí fuera… Hierba fresca… Noche estrellada… Una toalla y buena compañía… Como veis no puedo negarme… Es un buen plan… :)
Gracias a todos los que aún aguantáis… Esto es para vosotros… Os deseo que continuéis teniendo mirada de niño tengáis los años que tengáis… El mundo es diferente así… Y los helados se saboreaban mejor… Dulces sueños…

[Y el protagonista introduce la mano en su bolsillo, y tras sacarla esparce un puñado de purpurina en el escenario, momento que aprovecha para volverse y desaparecer entre las sombras… La hélice reluce entre mil destellos que se confunden con las estrellas…]


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    Un monstruo viene a verme
    (Patrick Ness)

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