I Cast A Lonesome Shadow

julio 7th, 2004

[La luz es intensísima y una brisa recalentada se ha adueñado del escenario… Algunos matojos han crecido en los laterales y las chicharras revientan en un incesante chirrido… La maleza se espesa a medida que se pierde la vista en el telón de fondo y grandes rocas agrietadas aguardan en la parte central… El protagonista aparece tras ellas sudoroso vestido con un traje de color arenoso y pantalón corto… Unos calcetines blancos parten de sus botas y trepan hasta sus rodillas… Con rostro cansado se retira el salacot blanco con el que cubre su cabeza y saca de uno de los centenares de bolsillos de su traje un pañuelo blanco para secar su sudor… Tras recuperar el aliento y dar un trago a la cantimplora que cuelga de su hombro, el protagonista se dirige a los asistentes…]

– No sabía que esto de las cacerías fuera tan cansado… En las películas siempre salían las grandes batidas en las llanuras de elefantes en Kenia (por cierto, no intentéis hacerlo en casa) y la cosa no parecía tan asfixiante… Arf…

Nunca me ha gustado eso del maltrato a los animales… El otro día sin ir más lejos, aparecieron un par de inocentes arañitas en el techo del teatrillo y aunque no pude quitarles el ojo de encima y controlaba minuto a minuto su evolución, fui incapaz de hacerles algo… Y eso que se acercaron peligrosamente sobre mi cabeza… :S Hubiera sido fácil alargar el brazo… Y… Y… Pero no… Cierta señorita no me lo hubiera perdonado… :$

Así que he decidido dedicar mis esfuerzos a la caza de otro tipo de especímenes… Me he hecho cazador de sombras…

Sí… Ya sé que me diréis… «Buah… Menuda tontería… Capturar sombras cuando se puede coger a lo que las produce…» Pero recordaréis como se ponían los indios cuando aparecía el primer rostro pálido con una cámara de retratar de aquellas que había que instalar como una mesa de camping… Robar el alma de alguien es algo muy feo, estimado público… Y es mucho más difícil cuando el fotógrafo es tímido y poco dado a que le vean haciendo fotos porque le dé vergüenza (una historia demasiado larga para contar)… Así que fotografiar sombras se ha convertido en mi nuevo divertimento…

No creáis que es tarea fácil… Ahora llega el Sol y el verano y cualquiera es capaz de hacerlo… Pero las sombras son fugaces… Van y vienen… No se detienen… Hay que tener la vista puesta en mil muros porque en cualquier momento puede surgir la sombra perfecta… Detrás de una cornisa… Reflejada en el fondo de un pozo… Cruzando el paso de peatones…
Hace unos días llegó a mí uno de los ejemplares que más había ansiado… :)

[El protagonista saca de uno de los bolsillos una extraña silueta dibujada en un papel en blanco…]

No es mucho, lo sé… Pero ésta sombra es realmente escurridiza… Y eso que la he visto pasar más de una vez desde hace ya un tiempo… Antes aparecía de noche y se dejaba ver bajo la luz de las farolas al amanecer… Cuando los adoquines se van colocando uno al lado de otro para formar las calles… Ahora lo hace en pleno día… Se escurre entre las copas de los árboles o se proyecta en los charcos cuando llueve… Siempre deprisa… Como el niño al que compran zapatos nuevos y está deseoso de ponerlos a prueba en cada carrera…
Realmente difícil es verla… Esta vez no me dio tiempo ni siquiera a apresarla con la cámara… Sólo el justo para trazarla en este papel… Pero le tengo mucho cariño y es una de esas sombras que espero que sigan ahí por mucho tiempo…

[El protagonista vuelve a guardar el pedazo de papel en su bolsillo y se detiene por un instante con la mirada arriba para contemplar un cielo imaginario…]

– Humm… Parece que se avecina tormenta…

[El ardiente bochorno sobre las tablas no parece presagiar nada de eso… Por un instante el protagonista se queda mudo…]

– He dicho que parece que se avecina tormenta!!!

[Inmediatamente la luz sucumbe ante una casi completa oscuridad… Como si todas las nubes del cielo se hubieran concentrado allí arriba para jugar al pilla pilla… El cambio repentino de luminosidad llega a causar una sensación de mareo entre los asistentes… El actor se coloca de nuevo el salacot…]

– Creo que será mejor que me vaya antes de que…

[El protagonista interrumpe de inmediato su discurso al verse asaltado por una inmensa tromba de agua que cae justo sobre él… Su cara de sorpresa es mayúscula… Su ropa de expedicionario queda empapada al momento… Cuando se repone de la impresión continúa dirigiéndose a los asistentes…]

– Aish… Se suponía que la lluvia debía caer más tarde… Cuando ya llegara al refugio… Tengo que hablar seriamente con mi asistente…

[Y el protagonista abandona el escenario para emprender el regreso a un lugar con techo firme y chimenea ardiente… Truenos de hojalata resuenan en la sala…]


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    (Patrick Ness)

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