There is a light that never goes out

febrero 27th, 2004

[TRAC TRAC… TRAC TRAC… El traqueteo parece no tener fin… Una y otra vez su cabeza topa con uno de los laterales del armario que se ha convertido en su pequeño hogar durante lo que le ha parecido una eternidad… Cuando empieza a despertar de su profundo sueño puede percibir como unos pequeños pasos aún le llevan hacia su destino… El protagonista intenta acercarse a un resquicio de la madera para poder reconocer el lugar en el que se encuentra pero un abrupto movimiento de sus porteadores provoca que estrelle su nariz contra la pared delantera y con la fuerza del estrépito, lo haga a continuación con la trasera…]

– OUCH!!!

[El protagonista se lleva las manos a la nariz inmediatamente y no puede evitar dejar escapar un alarido de dolor que es contestado por sus raptores con un buen puñado de risillas malévolas… Sin detenerse a comprobar el estado de su cautivo, siguen presurosos hacia su desconocido destino… El protagonista pierde la noción del tiempo de nuevo… Con los ojos entreabiertos y medio mareado por el dolor y la falta de aire que respirar, sólo puede percibir la intensa luz del día que se cuela por la abertura del armario en el que está encerrado… Y todo vuelve a fundirse en negro…

El actor despierta de nuevo… No sabe cuanto ha permanecido en el limbo o algún lugar demasiado cercano a él… Sólo nota que un nuevo coscorrón le ha devuelto a la conciencia y que tiene la cabeza como si unos nativos la hubieran utilizado para dar lecciones de suahili por tam tam a distancia…
La situación no ha cambiado mucho… Sus captores le balancean como si fuera la carga en lo alto de un camello y sólo la luz intensa del exterior penetra por las ranuras del mueble… De pronto un estruendo resuena en el interior y tras un brusco bandazo todo queda al fin en quietud… El protagonista se apresura a acercarse a una de las rendijas pero sólo llega a distinguir una alas negras y unos pies pequeños alejándose entre risas maliciosas… Luego la luz se apaga… Todo queda en silencio…

Y entonces el protagonista se acurruca en un rincón de su prisión… Tiritando de un frío que no existe… Con esa clase de tiritar que da el miedo a perder algo que se quiere…]


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    Un monstruo viene a verme
    (Patrick Ness)

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