Lovecats

julio 29th, 2002

[El público no sale de su asombro… Una extraña epidemia se está extendiendo por el patio de butacas… Algo que está haciendo que el público no pueda dejar de… Estornudar… Sonoros estornudos se oyen aquí y allá… Algunos asistentes sonríen sorprendidos y con ojos llorosos mientras otros intentan respirar hondo, lo que les hace de nuevo emprender una ronda de estornudos cada vez más enérgicos… Sólo unos pocos parecen inmunizados a esta extraña lacra…
El actor principal sale a escena portando una enorme jaula con un pajarito dentro… Deja la jaula en un atril alto al lado del lateral del escenario… Entonces se adelanta un poco hacia el público y da inicio a la función…]

– Siento mucho este pequeño contratiempo que parece haber invadido la sala… No tengo ni idea de cual es el motivo, pero en cuanto acabe la función abriré puertas y ventanas para que el teatrillo se ventile bien y se esfume lo que sea que haya entrado…
Como veis, hoy vengo acompañado… Es el canario que alegra con sus trinos las mañanas a mi madre… Sólo quería que le conocierais… Saluda pajarito…

[El actor espera la intervención del parajillo, que parece demasiado inmerso en otros mundos llenos de alpiste y columpios de plástico… El pajarito mantiene el pico cerrado…]

– Eh… Bueno… La verdad es que mi relación con los animales siempre ha sido bastante cordial. Todo empezó con los gusanos de seda que guardaba en una caja de zapatos con su tapa agujereada, y que mantenía bien alimentados con una buena ración de hojas de morera… Luego fue un pez rojo y bastante gordinflón al que le seguirían otros tantos en poco tiempo. Los peces no se me dieron demasiado bien… :( Más adelante, llegaría mi primer perro (un pastor alemán llamado Buck, muy original por mi parte) y luego un doberman llamado Taygor que tuve durante un tiempo… Todos ellos desaparecieron ya hace tiempo, y en estos momentos no tengo ningún animal del que cuidarme (aunque me he prometido a mí mismo que si nos cambiamos de casa en mi nuevo cuarto pondré un acuario, supongo que para remediar mi trauma con los pececitos)… :)

Pero si hay algún animal con el que mi relación sea “especial” son los gatos… Me fascinan los gatos y no sólo por tener a parientes tan respetables como los leones, tigres y panteras (dios mío, leones, tigres y panteras, dios mío, leones, tigres y panteras)… :) Me encanta su forma de moverse, su finura, como beben la leche de un tazón, sus apasionantes ojos, sus maullidos y ronroneos… Incluso mi forma de sonreír (a veces me recuerda a la de Billy Corgan) dibuja en mi cara unos mofletes como los de uno de los actores de Cats, con la máscara puesta… :) ¿Veis? :)

Pero por otro lado, temo su naturaleza… Siempre se ha dicho que los gatos son más traicioneros que por ejemplo los perros, y aunque nunca he tenido uno, no soportaría la idea de convivir con él sabiendo que puede cogerme desprevenido y dejarme un bonito regalo en la mejilla… Sí claro, cuando son una bola de pelos diminuta no hay de qué temer, pero cuando empiezan a crecer, el peligro es inminente y mi intranquilidad enorme… Sólo tendríais que verme cuando voy a casa de mi amigo R. a arreglarle el PC y entra en el cuarto su gata… Y eso por no hablar de sus épocas de celo… :)

Ya sé que estoy hablando por hablar, y que muchos de vosotros tenéis gatos y no os pasa nada de eso… Todo lo contrario, sólo os dan cariño y ronroneos al oído mientras mesáis su suave pelo… De hecho, ¿quién dice que dada mi fascinación no acabe teniendo uno algún día? Últimamente me llevo bastante bien con cierta gatita japonesa… Soy pura contradicción… :)

[El actor principal da media vuelta para dirigirse a la abertura central del telón, cuando se percata de algo que no encaja…]

– Eh… Por cierto, juraría que aquí había un pajarito… ¿Alguien lo ha visto?


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    Un monstruo viene a verme
    (Patrick Ness)

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