Yesterdays

mayo 25th, 2002

– ¿Os habéis fijado? Hay ocasiones en las que hablar del ayer es sinónimo de tristeza y nostalgia… De gentes que pasaron por vuestras vidas y no volverán a hacerlo jamás… De oportunidades malgastadas que hubieran cambiado vuestro futuro… Del tiempo que huye…

[El actor camina de lado a lado del escenario, pausadamente y cabizbajo, mientras toca su barbilla a la vez que representa el papel…]

– …Pero a veces hablar del ayer no significa dolor… Sólo puede hablarse de una ayer envuelto en algodón de azúcar si realmente disfrutaste tanto de ese momento que no fuiste capa de comentarlo en su día… Y eso es precisamente lo que me sucedió AYER… La verdad es que necesitaba con todas mis fuerzas una noche como la de ayer, después de la semana que he pasado… Incluso se me ha roto la persiana del cuarto, y aunque no soy demasiado amante del sol, llevo toda la semana con una pequeña rendija por la que entra algo de aire fresco e intuyo que la tarde se acaba y empieza mi noche… Espero que mi suerte no esté acompañando a los muchos de vosotros que estáis de exámenes… :)

Ayer decidimos hacer otra de esas partidas de bolos a las que nos hemos aficionado un grupo del trabajo, algún jueves por la tarde… Al final nos reunimos 6, incluyendo a D. el compañero que dejó la empresa hace un mes (y yo que creía que ya no le volveríamos a ver)… Fue una de esas ocasiones en que todo sale perfecto… Desde la despedida de D. no habíamos vuelto a jugar, pero he de reconocer que yo mismo me sorprendí de lo buenos que eran mis lanzamientos, por supuesto, entre risas, bromas, bebidas y humo (aunque yo sigo adicto a la Coca-Cola y al aire sin nicotina)… Mi mejor marca fueron 146 puntos (todo un logro, os lo aseguro)… :) Pero la fiesta realmente empezó cuando a las ocho de la tarde apagaron las luces de la bolera. Las pistas se convirtieron en calles azuladas y las bolas brillaban a una intensidad inimaginable cuando se dirigían su destino… Entonces empezó a aparecer entre los bolos, uno de un color rojizo y se anunciaba en la pista en la que aparecía que si se hacia un strike derribando ese y sus vecinos se podían conseguir diversos premios (bebidas y partidas gratis o tickets para canjearlos por regalos). Dos de mis agudos compañeros se percataron de que al anunciarse la pista también anunciaban al jugador que debía realizar el lanzamiento y empezaron a cambiar sus nombres desde el terminal de las puntuaciones para que la locutora tuviera que leer “Jugador QUE ME MOLA, si realiza un strike” o “Jugador QUE ME PONE, si realiza un strike”… Os aseguro que toda la bolera rió a carcajadas con nosotros y con el festival que organizábamos cuando se daba esa feliz coincidencia… Por supuesto, a partir de ese momento empezaron a circular todos los nombres imaginables que os pasen por la cabeza: “Barbie”, “Pequeño Pony”, “Black & Decker”, “Concord” (en clara referencia a la manera de tirar de uno de mis compañeros, que parece que va a aterrizar en la pista), “Macho Man” y otros algo más cargaditos que obviaré… Chiquilladas… Gamberradas de los niños que aún somos… :)

Finalmente conseguimos tres partidas gratis y los suficientes puntos para obtener un saltador para la hija de uno de los implicados y 6 calaveras de plástico transparente en cuyo interior puede colocarse el móvil y cuando este recibe una llamada se encienden… Por supuesto, esas calaveras adornan ahora nuestras mesas y son la envidia de toda la empresa… :)

Fueron cinco horas que pasaron en un suspiro y que me hicieron olvidar por un momento el caos que ha circulado por mi mente esta semana…

Un ayer que tardaré en olvidar… :)


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    Un monstruo viene a verme
    (Patrick Ness)

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