disarm, a play (acto III)

[La escena vuelve al cuarto del chico. Éste abre el cajón de la mesilla muy lentamente, casi temeroso… Empiezan a sonar los primeros compases de Disarm de The Smashing Pumpkins… El narrador comenta en voz alta…]

Cogió la pistola… Sus padres nunca habían sospechado que aquella arma pudiera hacer daño a su hijo, porque sabían que estaba descargada… Un bonito regalo para su pequeño hombrecito… Inocentes… Únicamente debieron levantar la peana de la lámpara para ver las balas que el chico compró en el mercadillo de los sábados, hacía algún tiempo… ¿De qué sirve tener un juguete si no se tiene completo?
Así que recogió las balas que dormían en el hueco de la lamparilla y puso una y otra y otra, hasta llenar el cargador…

[Charlie, sentado en la cama, carga la pistola lentamente… Muy lentamente… Está tan absorto en el papel que le tiemblan las manos. En algún ensayo se le había caído alguna bala al suelo. Pero esta noche todo parece salir bien… La intensidad de la canción va “in crescendo”… ivanin prosigue…]

La pistola sació su hambre y el chico cerró el cargador e hizo rodar el tambor con un golpe seco… La colocó en su regazo y se detuvo a contemplar su frío metal… Por su mente pasaron todo tipo de sentimientos y recuerdos… Algunos que le devolvían a la cordura y le invitaban a borrar esa loca idea de la cabeza… Otros que punzaban en sus vísceras y acercaban su mano cada vez más a la empuñadura… Finalmente, la rabia acabó decidiendo por él…

[Charlie coge la pistola, cierra los ojos y lentamente la introduce en su boca…]

“Sólo será un momento y todo habrá acabado” se dijo para sus adentros… Estaba sólo… Amargamente solo… Nadie iba oír el eco sordo del canto de su pistola…

[La canción muere, y el telón se cierra…]