disarm, a play (acto II)

[Una oxidada escalera de incendios aparece en el escenario… Está oscura y sólo la luz de una farola cercana permite distinguir la figura de una chica sentada en los peldaños superiores, encogida y fumando un cigarrillo… Viste de negro, pero su piel blanquecina resalta en la penumbra de esta fría noche… Habla consigo misma…]

– …Joder, qué va a ser de ti ahora… Ese trabajo no estaba tan mal, imbécil… Sólo recoger toallas sucias, hacer camas de sábanas malolientes y limpiar los cristales de ese pestilente motel de carretera… Eso era todo… Aunque ese tío que te ofreció un sobresueldo por algún trabajito especial insistiera tanto, debiste aguantar… Lo de quemarle las pelotas con el mechero no fue una buena idea para tus sueños de futuro…

[Niega con la cabeza y la oculta entre las rodillas… Luego continúa…]

– Ahora vuelta a empezar… Desde que llegaste a esta asquerosa ciudad sólo has tenido esa partitura para tocar en ese violín desafinado que tienes en la cabeza… Hambre y lágrimas… Soledad y zapatos rotos… Sólo piedras en tu camino y tú tropezando con ellas una y otra vez… Pero la princesita es orgullosa y no puede volver al reino ya… No… Antes comería las cucarachas que pasean por el canalón del desagüe… ¡Joder! ¿¡Cambiará algún día esto!? ¿¡Qué se supone que debo hacer ahora!?

[La chica dirige su mirada al cielo estrellado que la envuelve y prosigue…]

El tiempo pasa… Los años queman… Y tú sigues inmersa en tus viejos sueños de estrella… Pffff… Desengáñate… No hay más estrellas que las de allí arriba… Y ninguna de ellas va a bajar para que ocupes tú su lugar…

[El silencio reina por unos instantes en la escena, pero de pronto un destello atrae la atención de la chica que se sobresalta por la hermosura del brillo y se incorpora asombrada… El foco que la alumbraba se apaga lentamente y el telón se cierra…]