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Bugs
[El revuelo tras el telón es evidente… Ruido de mil y un objetos cayendo de mil y una estanterías… Sonido de artilugios de lo más variopintos… Goteos y burbujeos… El telón arremete contra el escenario entre convulsiones y jirones una y otra vez… Parece que hay una buena organizada…
Los bichos que se han adueñado del teatrillo estos últimos días se revuelven por todas partes y el público asistente tiene ya bastante dificultad por mantenerlos a raya y fuera de cualquiera de sus orificios como para atender demasiado a lo que sucede sobre el escenario… Los repulsivos seres lo envuelven ya todo… Casi no puede percibirse el color de las paredes y es difícil caminar por el patio de butacas sin escuchar el crujido de algunos bajo la suela de los zapatos…
El protagonista salta a escena enfundando en un mono verde, con una mascarilla y con un casco blanco sobre la cabeza… A su espalda un enorme mochilón del que no puede evitar que sobresalgan trastos de todo tipo: desde una raqueta a una bolsa de rollos de matasuegras que cuelgan de una caña de pescar… Se detiene un instante en el escenario y revisando con mirada malévola el teatrillo de lado a lado, hace crujir los dedos…
Entonces se encamina rápidamente a uno de los laterales, una pared llena de cucarachas que la recorren desordenadamente… El protagonista abre la bolsa a su espalda y extrae la caña de pescar y un saco de pelotas de tenis… A continuación las envuelve con celo a gran velocidad dejando el lado pegajoso por fuera… Y tan rápidamente como las prepara, las engarza una a una al azuelo de la caña y las lanza contra la pared tras voltearlas unas cuantas veces, con tal destreza que las cucarachas no pueden evitar quedar pegadas a ellas y caer al suelo… Allí el gato del teatrillo hace rodar las pelotas a medida que caen y las mete en una cesta de mimbre… La pared queda despejada en pocos momentos…
Al instante un escuadrón de luciérnagas pasa rozando al protagonista… Casi sin tiempo a reaccionar, éste introduce la mano en su mochila y saca un vaporizador con el que rocía a la temeraria formación… La mezcla de los restos de perfumes de las fiestas de años pasados surte efecto inmediatamente, y las luciérnagas se resienten a causa de la intensidad de la fragancia y vacilan por un instante… El actor principal aprovecha la confusión para abrir una de las ventanas de la sala y el grupo alado no puede evitar salir por ella envuelta en un torbellino de luz en mitad de la noche…
El protagonista se adentra entonces entre bambalinas y el barullo vuelve a escucharse de nuevo tras el cortinaje, aunque por poco tiempo… De pronto todo queda en silencio, a pesar del vuelo de algún abejorro que sobrevuela el patio de butacas… El público, ya algo más tranquilo, comenta lo extraño de toda esta situación y se pregunta si una colecta para un equipo de desparasitación no hubiera sido mejor idea… No tienen tiempo a conocer la respuesta… La melodía de una ocarina algo lejana empieza a hacerse cada vez más audible… En breve, el protagonista aparece en escena de nuevo encabezando una marcha algo inusual… Tras él, miles de hormigas de un tamaño considerable caminan hipnotizadas por el sonido del instrumento… Cada una de ellas lleva a sus espaldas una letra como las que han estado desperdigadas por el escenario estos últimos días…]
– De algo debían servir los cuentos clásicos… :)
[Tras dirigirse a los asistentes, el actor prosigue su camino hacia el otro extremo del escenario, donde abre una extraña trampilla resplandeciente a los focos de la sala… El brillo del azúcar es toda una tentación y las hormigas tras recoger con las pinzas un poco, se adentran en el agujero sin demora… Una a una, van desapareciendo del teatrillo, embelesadas por la melodía del particular flautista… De repente, tras la última hormiga que acaba de subir al escenario, aparece una mano sobre el escenario, de la que poco después resulta ser una enigmática chica con piel de puzzle… Toda una incógnita en movimiento por resolver, ya que le falta una pieza para completar el rompecabezas… Un dilema que quizás quede sin solucionar para siempre… :)
Algo somnolienta o despistada, la inesperada visitante sigue gateando pausadamente y como una hormiga más el rastro del azúcar… Cuando llega a la trampilla, lame del suelo un poco del dulce con los ojos cerrados y con gesto majestuoso, para adentrarse en las entrañas del escenario a continuación…
Todo queda entonces despejado… No hay zumbidos ni arañas correteando por el telón… Vuelve la calma… El protagonista se dirige al centro del escenario y comenta…]
– Parece que esto vuelve a ser lo que era… Ni mejor ni peor… Lo que ha sido siempre… No ha sido fácil resolver este pequeño problema de los bichos que nos había enviado cierto vecino malhumorado… Os pido perdón a los que hayáis acudido estos días y doy las gracias a los que os habéis preocupado por el problema… Espero que no aparezca de nuevo… :)
[El actor abandona la escena… El teatrillo vuelve a ser su hogar, y por esta noche, dulce hogar…]
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