Transformer

septiembre 14th, 2002

[Empieza a hacer algo de frío en el interior del teatrillo… Parece que definitivamente el calor del verano queda atrás y que un precioso otoño está a punto de llamar a la puerta en cualquier momento… El actor principal aparece en el escenario, y tras frotarse los ojos y rascarse la barbilla, da inicio a la función…]

– Soy una lagartija posada en una piedra recalentada por el Sol… Avanzo con sigilo sobre ella hasta topar con una carretera de asfalto ardiente… Al poner mis patas en ella, me sumerjo en un océano de frías aguas… Intento nadar con todas mis fuerzas pero no puedo hacer gran cosa, porque mis raíces no tienen suficiente destreza… Parece ser que soy una extraña especie de orquídea y me hundo sin remedio hasta que choco con un submarino soviético, con una gran estrella roja en el casco que está a punto de subir a la superficie… Me agarro con todas mis fuerzas a una pequeña astilla de metal que sobresale de él… El submarino empieza a girar sobre sí mismo violentamente… Alguien ha quitado el tapón del fondo del océano, y el remolino arrastra al submarino con él… La astilla sale despedida con fuerza entre un aluvión de burbujas… El misil sale atravesando una placa de hielo bastante gruesa y se eleva por encima de las nubes conmigo aferrado a él… Un caramelo de eucalipto puede ser muy pegajoso cuando se lo propone, y eso es lo que soy… Santa Claus pasa a mi lado saludando y conduciendo su trineo… El misil empieza el descenso… Poco a poco la tierra se ve más y más cercana… Parece que voy a caer sobre una pequeña casa pintada de blanco… Entonces me doy cuenta de que soy un lápiz del número 2, y empiezo a escribir en una hoja en blanco… El carboncillo es extremadamente puntiagudo, y al tocar el papel algunos trocitos de la punta se rompen en él… Empiezo a escribir una palabra, pero estoy tan cerca que soy incapaz de distinguirla… Sigo todo el trazado… Pero la mano que me sostiene se equivoca… Así que me deja sobre la mesa para coger una goma y borrar lo escrito… Yo empiezo a rodar por la mesa hasta llegar a su límite… Y caigo hacia una oscura papelera… Cuando estoy llegando casi a su fondo veo una luz al otro lado… Y entonces emito un pitido… Soy un tren con una locomotora con una cara sonriente en su parte delantera… Acabo de atravesar un túnel y hay un…

[El protagonista detiene su relato ante la cara de estupor del público…]

– …Bueno, no me miréis con esas caras… :) Es que, como no podía ser de otra forma… Estoy resfriado… :) Al principio, pensé que era presa de una nueva enfermedad contagiosa llamada “webloguitis”… En ese caso, Aracne sería la que me habría pegado este resfriado, únicamente leyendo uno de sus últimos posts… Pero supongo que los estornudos tienen alguna relación con el hecho de que el último día me duchara con agua fría en el gimnasio… Era evidente que esto pasaría… Así que lo que acabáis de presenciar es todo lo que se me pasa por la cabeza gracias la espesura de mi mente y a la inestimable ayuda de las pastillas efervescentes EFFERALGAN… Lo mejor es verlas como se disuelven en el vaso, y como las burbujas de gas bailan en el su interior e incluso saltan a más de 5 centímetros del agua… Lo peor es el sabor… Pero claro, si los medicamentos tuvieran buen gusto, nos pondríamos enfermos con ganas… :)

[El protagonista se retira estornudando varias veces seguidas y sacando un pañuelo de su bolsillo… Lo que viene después os lo podéis imaginar…]


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    Un monstruo viene a verme
    (Patrick Ness)

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