In My Head

junio 20th, 2006

Me hierve la cabeza. Estoy preñado de cientos de ideas nuevas que emergen a la superficie sin cesar.Tal vez sea posible, en cierta medida, controlar los pensamientos, pero difícilmente se podrá dejar de pensar. Mi alma rebosa de formulaciones divertidas, soy incapaz de conservarlas antes de que nuevas recurrencias las repriman. No logro distinguir un pensamiento de otro.
Rara vez consigo recordar lo que he pensado. Antes de que me dé tiempo a reflexionar sobre una idea, suele fundirse, transformándose en una idea aún mejor, pero también es ésta tan fugaz en su naturaleza que tengo que esforzarme por salvarla de la erupción volcánica de nuevas ocurrencias…

Una vez más mi cabeza está saturada de voces. Me persigue un iracundo enjambre de almas que utilizan las células de mi cerebro para charlar entre ellas. No dispongo de la seriedad suficiente para alojarlo todo, de modo que me veo obligado a vaciarme de algo. Tengo un considerable excedente espiritual, y por ello he de vaciarme una y otra vez. Cada cierto tiempo me veo obligado a sentarme con lápiz y papel para evacuarme de pensamientos…

…Traje conmigo de mi infancia y adolescencia notas para cientos de historias. Se trataba de bocetos para toda clase de cuentos, novelas y relatos, y también para obras de teatro y guiones de cine. Jamás hice ningún intento de elaborar y desarrollar alguna de esas ideas, creo que ni siquiera se me ocurrió. Con tantísimas tramas para elegir, ¿cómo saber cuál escoger para una novela?

De todos modos, nunca hubiera logrado escribir una novela, pues siempre he tenido demasiada inspiración. Estaba tan inspirado durante mis procesos de pensamiento y anotación que constantemente era interrumpido por mi propio razonamiento discursivo al surgir sin cesar ideas nuevas y a veces mucho mejores que las iniciales. Los novelistas tienden a concentrarse en una misma idea durante mucho tiempo, a veces varios años. A mí eso me parecía una falta de energía, de lucidez mental.

Aunque hubiera sido capaz de concentrarme para escribir una novela, no me habría dado la gana hacerlo. No habría tenido motivación suficiente para escribir una novela, una vez que la idea había sido concebida y se encontraba a salvo en una libreta o carpeta. Lo más importante ha sido recoger y aislar la mayor parte de las ideas, o lo que luego pasé a llamar temas y sinopsis. Tal vez se me pueda comparar con un cazador a quien le encanta cazar animales raros, pero que no necesariamente tiene que estar presente en el posterior descuartizamiento, preparación y consumo de la carne.

Empecé este libro (El vendedor de cuentos de Jostein Gaarder) en el tren que me llevaba a Madrid hace un par de semanas… Ella me conoce muy bien y sabía que me vería reflejado en él… Porque yo tengo también mi carpeta de infinitas ideas, y a mí también me cuesta acabar mis cosas cuando en mi cabeza ya se han completado en cuestión de minutos…
Me asombré a mí mismo al verme plasmado en las páginas de un libro… Deberíais leer más, os lo tengo dicho… ;)

Madrid es una ciudad que adoro… Siempre sentiré algo especial por ella y por algunas de las personas que viven por allí… :)


[El protagonista coge el menú del tren y lo intercala entre las páginas del libro… Luego se retira entre unas bambalinas iluminadas de azúl intenso…]


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    (Patrick Ness)

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