The Memory Remains

abril 27th, 2006

– Desde hace mucho tiempo ya, el servicio de correos me ha deparado grandes alegrías provinentes de lugares recónditos a este teatrillo… Qué queréis que os diga, puedo ser informático en mis ratos libres y contar las excelencias de los e-mails, pero como una carta con su papel, su sobre, sus tachones y alguna sorpresilla, creo que no hay nada… Atesoro todas las que me llegan y les tengo mucho cariño… Y esta semana me ha llegado una de la ínclita remitente de los ojos raros (porque no hay manera de aclararse si son verdes, grises, azules o como yo digo, color agua-turbia-sucia)… Os ahorraré los comentarios sobre lo que contaba en la carta, pero no podría irme sin dejaros con el regalo que venía en el interior…

Como veis me conoce tan bien que ya vela por mí y por mi famosa mala memoria… Ahora sólo me falta recordar para qué servían estas cosas y donde se metían… Y hablando de todo, juraría que mañana tenía yo una cita… ¿Dónde me ataría el nudo que me puse para recordarlo? :S

My Heart, My Life

abril 26th, 2006

– Entonces he llegado y me he sentado en el banco a la espera… Había alguna gente, pero no el bullicio al que me tenían acostumbrado las últimas veces que he ido… Todo blanco y casi silencioso, eso sí… Y con ese olor…

Después de un buen rato viendo la misma puerta entreabierta y llegada la hora de la cita, ha pasado casualmente una enfermera y se ha detenido a mi lado…

– Si vienes a por recetas, es el despacho 13, allí enfrente, no éste…
– No… Vengo a una revisión…
– ¿Aquí?
– Es el despacho 2, lo pone aquí – le digo mientras le entrego la carta…
– Mmmm… Pero es la enfermera Teresa… Es en el despacho 9, al fondo… No sé porque han puesto el 2…

He empezado bien… Pero me he levantado y he ido al banco que había al lado del despacho 9 y me he sentado de nuevo a esperar… Al poco la enfermera que me reconoció la anterior vez sale por la puerta y me llama por mi nombre, invitándome a pasar…

– ¿Cómo va tu nuevo corazón?
– Muy bien… Lo trato lo mejor que puedo, y aunque a veces me da algún disgustillo que otro o se empeña en recordar cosas pasadas, no me puedo quejar…
– ¿Y la dieta? ¿Como llevas la sal?
– Bien… Ya no lloro… Si lo hago es sólo por dentro y por quien lo merecía… Aunque es difícil…
– Eso está bien… Al menos lo intentas… Tienes que sentirte orgulloso… Veamos… Quítate la camisa y le echaré un vistazo…

Me quito la camisa y la camiseta interior y la enfermera mete la llavecita dorada en la cerradura de mi pecho… Entonces abre la puertecita…

– Mmmmm… – me dice ella mientras tira de uno de los hilos – Por lo que veo las costuras aguantan bien…
– Sí… Desde luego cuidan de él muy bien… Se lo puedo asegurar…
– Ya veo… – dice palpando el órgano con la mano – Para que veas que no llueve para siempre… Las cosas cambian…
– Sí… Cuesta pero hay que hacerlo… El tiempo poco a poco cura las heridas… Y esos hilos de esperanza me han ayudado mucho…
– Pues consérvalos… – dice mientras cierra la portezuela y gira la llave…
– ¿Los hilos de esperanza? Por supuesto… No podría vivir sin ellos… Y sin ELLA tampoco… Es la que ahora vela porque no se me cuele el alma por un agujerito…

La verdad, no sé si realmente todo ha sido como os he contado o simplemente me han recetado un par de cajas de pastillas y me han dicho que vuelva la semana que viene (aunque todo vaya bien)… Pero a veces me cuesta tanto distinguir entre lo real y lo irreal…

Invaders

abril 21st, 2006

[En el teatrillo, silencioso durante un tiempo, resuena una música fantasmagórica, como si una orquesta de serruchos tocados con arco, melotrones y theremines estuvieran interpretando la Sinfonía del Apocalipsis Interestelar en Mi Bemol… Mientras tanto, haces de luz de varios colores barren el patio de butacas de un lado a otro sin dejar un rincón por explorar…
De pronto un par de chorros de humo irrumpen en el escenario creando una cortina espesa e inmerso en ella y tosiendo aparece la figura del protagonista…]

– Hola… Sólo he vuelto para avisaros… Ya están aquiiiiiií…
Los que habéis pasado por este teatrillo alguna vez recordaréis los cursillos de creación de estrellas que puntualmente os he ofrecido… Espero que siguierais al pie de la letra mis indicaciones y que en estos momentos vuestras habitaciones estén adornadas con millones de estrellitas… Esta noche he vuelto porque me gustaría ofreceros el apasionante cursillo “Como preparar una invasión alienígena en la oficina de vuestro trabajo”… Los pasos son bien sencillos…

Primero debéis conseguir el primer plato de plástico que llegue a vuestras manos… Las tiendas de chinos, tan extendidas en nuestras ciudades, son una excepcional fuente de material de este tipo… Además suelen ser muy baratos… No dudéis en ir a una de ellas… Os recibirán con una sonrisa de oreja a oreja…

Seguidamente introducimos un par de croissants… Cuanto más buenos, mejor será nuestra invasión…

Los cubrimos con otro plato boca abajo, para preservar intacto su goloso-pringoso-irresistible contenido…

Y recubrimos el fuselaje con el típico papel de plata, empleado en toda buena manualidad y que dará un toque vistoso a nuestra flota de impresionantes naves…

Repetiremos este proceso tantas veces como pares de croissants tengamos… Cuantos más mejor, así nuestro escuadrón de platillos será realmente amenazante…

Y eso es todo… Ahí tenemos nuestra flota invasora de platillos volantes… Los croissants vienen a por vosotros…

No os alarméis… No me he vuelto loco… Todo tiene una explicación… Ocasionalmente durante el año, uno de nuestros jefes (que algo bueno deben hacer de vez en cuando) se digna a encargar una cantidad IMPRESIONANTE (y dad todo el valor que merece esa palabra, porque lo es) de croissants (o “crusanes” y no quiero mirar a nadie, COF COF COF) a una pastelería de un pueblecito algo lejano… La odisea merece la pena, porque nunca probareis unos croissants como esos por mucho que intentéis buscarlos… Así que ese día se convierte en algo un poco más especial que el resto… Y yo encargo un par de ellos para mi padre y mi hermano, así que tengo que ingeniarme algún sistema para llevarlos a casa sin que sufran el menor daño… ¿Y qué mejor manera que la que os he contado si encima me ha regalado un momento impagable mientras tramaba todo esto? :)
Qué fácil es ser feliz a veces… Aunque sean pocas…

Por si os lo preguntabais… Al llegar a casa la flota sucumbió en pocos instantes al ataque de unas ávidas mandíbulas… Pero seguro que volverán… De hecho, creo que ya están entre nosotros… :)

Vuelvo… Y ella también lo ha hecho… Aunque yo no sé ni por cuanto tiempo ni qué será de mi destino…

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    Un monstruo viene a verme
    (Patrick Ness)

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