My My, Hey Hey (Out of the Blue)

abril 5th, 2004

My my, hey hey
Rock and roll is here to stay
It’s better to burn out
Than to fade away
My my, hey hey.

Out of the blue and into the black
They give you this, but you pay for that
And once you’re gone, you can never come back
When you’re out of the blue and into the black.

The king is gone but he’s not forgotten
This is the story of a Johnny Rotten
It’s better to burn out than it is to rust
The king is gone but he’s not forgotten.

Hey hey, my my
Rock and roll can never die
There’s more to the picture
Than meets the eye.
Hey hey, my my.

Heartbreak Hotel

abril 2nd, 2004

– Ahora que nadie me ve, sueño entre realidades imposibles…

[El taxi me deja en la misma puerta… Dejo caer las monedas en la sudorosa mano del taxista antes de abrir la puerta y pongo un pie en la acera… La noche ha teñido el cielo de negro sin avisar y llueve… Pero siempre he adorado la lluvia, y no me importa lo más mínimo que me cale hasta los huesos mientras me encamino hacia la entrada del hotel… La campana de los pantalones se moja en el primer charco que piso sin darme cuenta… Las botas blancas quedan cubiertas de agua sucia y algo de barro al instante… Tampoco eso me preocupa ya…

Al entrar en la recepción una sensación de calor me asalta tras el tintineo de la puerta… La estancia es bastante grande y la iluminación amarillenta con tonos suaves… La alfombra roja que conduce hasta la mesa de la recepción está llena de manchurrones aquí y allá… Me retiro la corta capa de lentejuelas que cubre mis hombros y me dirijo al recepcionista, que espera con una amplia sonrisa y las manos apoyadas sobre la gran mesa de madera oscura…]

– Buenas noches… Una habitación por favor… – le digo…

– ¿Va a estar con nosotros varias noches el señor? – pregunta el recepcionista…

– Me temo que sí… – respondo…

[El recepcionista se gira hacia el casillero y recoge una de las llaves colgadas en él…]

– Habitación 44, señor…

[El chico señala el ascensor situado a unos metros frente al mostrador y franqueado por dos palmeras resecas… Me meto en él solo, inmerso en mis propias tonterías y pulso el botón… La puerta se cierra fríamente y empiezo a subir… El hilo musical parece escogido especialmente para la ocasión… Es su canción… La primera… Los flecos de las mangas, tan blancos como la cazadora de la que cuelgan, parecen bailar al son de la melodía… Uno de los fluorescentes está a punto de fundirse completamente y parpadea una y otra vez… Se oye un zumbido al hacerlo en cada ocasión… El ascenso se hace eterno por momentos… Como si pensar demasiado hiciera que las cosas sucedieran más lentamente y la densidad del aire se hiciera tan pesada como la carga de mi corazón… ¿Por qué todo es tan complicado y los sueños tan inalcanzables? Me miro al espejo y entonces vuelvo a recaer y bajar de mi utópica nube… Es demasiado evidente que no podía quererte…
Luego la puerta se abre y empiezo a vagar por el pasillo de la cuarta planta del Hotel de los Corazones Rotos en busca de mi habitación…

Porque una vez amé a alguien… Y ese alguien desapareció, desgarrándome muy adentro con su adiós… Y cuando creí que lo que el tiempo se empeñaba en cubrir entre hojas secas de otoño debía quedar definitivamente atrás y albergaba algo de esperanza porque a mi vida llegara aquello que tantas veces había ansiado, todo vuelve a hacerse añicos de nuevo… E intento convencerme de que no podía ser… Y pongo todas las excusas que tengo en los bolsillos para reafirmarme… Porque aunque duele demasiado admitirlo, seguramente debía estar escrito así en alguna parte de algún destino que aún no conozco… “El protagonista se queda solo en escena…”

Ella era la gota de lluvia más preciosa en mi cristal… La Marilyn de este Elvis iluso y desencantado… Compartir un pedazo de noche con ella era como contemplar unos fuegos artificiales sin fin… Junto a ella todo era nuevo… Tempestad y calma… La droga perfecta… Un continuo despiste… Secretos y sorpresas… La sonrisa más dulce… La actriz de aquella película… Un batido de cafetería… Mil canciones… Un sueño…

Pero no puede serlo… Sólo podemos ser buenos amigos… Los mejores amigos del mundo, tal vez… Las dos almas gemelas más perfectas que puedan encontrarse, quizás… Y aun así nunca podremos estar juntos… Es imposible… Porque el dolor sería demasiado punzante al ver sus ojos y la tristeza demasiado asfixiante al besarla… Y con el tiempo, muy probablemente, ella se olvidará de mí… Poco a poco… Como ya me ocurrió aquella primera vez, muchos años atrás… Y entonces esa dulce sonrisa al teléfono pasará a convertirse en el sonido más cortante y dañino cuando la escuche envuelto en soledad… La misma que me está matando…

La puerta de la habitación tiene un 44 con números pintados en barniz dorado algo desgastados… El tornillo que sujeta el segundo cuatro por la parte inferior parece haberse caído, y puede balancearse jugueteando con el dedo si se tiene humor para hacerlo… Yo soy incapaz tan siquiera de intentarlo… Abro la puerta, entro en la habitación y me tumbo dejándome caer sobre la cama… Ahora sólo quiero dormir… Dormir y volver a olvidar ideas locas… Y darme cuenta de una vez de que esto no está hecho para mí… Aquí, donde se retira uno a olvidar aquellos amores imposibles… Aquellos que son los que más hieren cuando se acaban, si es que alguna vez tuvieron un inicio…
El desconsuelo quema demasiado adentro… Y yo ardo con facilidad… Esperando que la próxima vez que me atreva a cruzar alguna palabra con ella no me deje con el sabor del jarabe más amargo…

La ciudad ya duerme a estas horas y la lluvia continúa cayendo mientras la luz del neón de un anuncio cercano se cuela por la ventana… La vista es preciosa y deja ver todo un mundo ahí afuera que me pide a gritos que patee a la tristeza y haga algo por mí mismo de una vez… Pero soy incapaz de entender sus palabras… En la cornisa un gato de pelo corto manchado de negro y blanco juguetea con otro de largo pelaje grisáceo… Les miro y sonrío… Una vez fueron parte también de un deseo imposible…
Y sé que mañana volveré a despertar con esa sensación que deja la somnolencia cuando crees que has tenido un sueño en la punta de los dedos y aunque ni siquiera pudiste acariciarlo, no era el que iba destinado a ti… Y aun así sabes que no podrás quitártelo de la cabeza jamás…

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    Un monstruo viene a verme
    (Patrick Ness)

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