Megalomania

octubre 9th, 2003

[El escenario lleva vacío y silencioso ya varios días… Una fina capa de polvo se ha posado sobre las tablas y algunas motas pululan balanceadas por la brisa que se ha colado en el teatrillo… El frío ya empieza a arreciar cuando cae la noche… El deseado otoño al fin ha llegado…
El patio de butacas está completamente desierto… Sólo el gato se pasea por él, acariciando su lomo con las patas de las butacas mientras mantiene su cola bien erguida… Al fondo el rumor de la lluvia se cuela en el interior de la sala, pero no lo suficiente como para que en este mudo teatrillo, una conversación provinente de las bambalinas se deje oír…]

– … Ni yo mismo lo sé señor Conde… Pero lo cierto es que no sé qué me pasa… Ya lo habrá notado usted mismo… Prácticamente no he salido a escena en un mes… Y tengo pendiente esta conversación con usted desde hace días… Pero ya ve… Supongo que todos tenemos épocas así, aunque la mía parece no acabar nunca… Últimamente todo parece salir mal… No entiendo el porque, pero es así…

[Una voz algo chirriante y casi ahogada replica al instante…]

– Siii siii muchacho… Pero hay que ser fuerte… Estas cosas acaban pasando tarde o temprano… Son sólo malas rachas… Como los resfriados… Cada vez que salgo de noche sin la capa me gano uno, pero en unos días a base de zumo de naranja me quedo como nuevo…

– Creo que ni exprimiendo toda Valencia saldría de esto hoy por hoy, señor Conde… Tengo la sensación de haberme desecado, como las flores de esos ramos que suelen ponerse en el centro de las mesas. Consumido… Cansado de escuchar las mismas palabras… “Principito, eres genial”… “Te espera algo grande”… “Eres un tío muy especial”… “Hay pocos como tú”… “Tu suerte está a punto de cambiar”… Todo palabras… Sé que son ofrecidas con los mejores deseos y las agradezco infinitamente, aunque no las merezca… Pero cada mañana, cuando esas voces se apagan, es mi misma cara la que veo frente al espejo y el horóscopo me espera para pintarme las estrellas de la misma forma… Con un panorama desolador… Y aunque lo intento… Uno ya no sabe qué hacer para cambiarlas…

– ¡UNO! ¡UNOOOO! JAAAAAAJAJAJAJAJA

[El Conde irrumpe en una carcajada terriblemente escandalosa mientras decenas de relámpagos atruenan en la sala… El gato, tras dar un enorme salto y encresparse sobre una de las butacas, se calma y se dirige a las bambalinas, envuelto en curiosidad…]

– Perdona chico… Ya sabes que no puedo evitarlo…

– No pasa nada señor Conde… Tampoco hay mucho más que contar… Si yo mismo supiera qué está pasando… Pero creo que ni de eso tengo fuerzas ahora… Es inútil… Es como tocar el piano con las teclas desafinadas… El esfuerzo no merece la pena… Ojalá fuera tan fácil tirar el dolor a un río… Lo necesito… Porque odio sentirme un hipócrita riendo por fuera cuando en realidad lloro por dentro… Llorar por dentro es más doloroso que hacerlo por fuera, ¿sabe?, porque no deja marcas, ni ojeras, ni ojos cristalinos… Nada que te delate… Y así es más fácil chapotear en la tristeza, y más difícil salir de ella… Aunque a mí me empieza ya a fallar el truco y los que me conocen empiezan a sospechar que me pasa algo raro… Y me fastidia que se preocupen por tonterías así…

[El gato asoma la cabeza a través del oscuro telón que separa el escenario de las bambalinas… Al fondo puede ver al protagonista sentado en un taburete junto a un individuo de piel algo azulada ataviado con una elegante capa…]

– Vamos muchacho… Tómate un trago de este ponche y verás como empiezas a ver las cosas de otra forma…

[El Conde coge la botella con cierta dificultad dado que sólo tiene cuatros dedos de resbaladiza piel azul y sirve una copa al protagonista. El actor coge el vaso y da un sorbo al contenido rojizo sin separar la mirada de su acompañante, que hace lo propio con una pajita…]

– Soy bueno aconsejando a mis amigos en todo lo que puedo… Pero a veces debería aplicarme esos consejos a mí mismo… Ese es mi problema… Le doy demasiadas vueltas a las cosas… Y no debería pensar en ellas más de dos veces…

– ¡¡¡¡¡DOOOOOS!!!! ¡¡¡¡¡DOOOOOS!!!! JAJAJAJAJAJA

[El Conde alza los brazos mientras los rayos resplandecen sobre ambos… De repente desaparecen tan rápidamente como han llegado y el vampiro de goma espuma prosigue…]

– No es normal… Tiene que haber una razón para todo esto… Quizás no la hayas encontrado, pero debe haberla…

– Quizás la haya, quizás no… Quien sabe… ¿Pero cree que después caerse uno de la bici se da cuenta al momento de donde se ha hecho daño? Pues eso me sucede a mí… Estoy magullado, pero no sé el motivo… Sólo sé que todo pesa demasiado… Que todo es demasiado grande para abarcarlo con los brazos… Y que hay un nubarrón que me sigue a todas partes… Como los que salen en los dibujos animados… Y sólo llueve sobre mí…
Siempre se me ha dado mal gritar mis cosas y he optado por callármelas… Creo que esta vez lo mejor es desaparecer por un tiempo… No sé si mucho o poco… Pero espero que sea el suficiente para que yo mismo me reencuentre con algo de confianza y ganas para seguir conmigo mismo adelante… Ahora no soy capaz ni a la de tres…

– ¡TRES! JAJAJA

[La risa del Conde es menos enérgica que las anteriores y sólo hay un par de truenos que parecen darse por aludidos esta vez… Entonces se queda boquiabierto por unos instantes… El gato maúlla con la cabeza asomada entre el cortinaje…]

– Pero chico… ¿Y qué se supone que vas a hacer a ahora?

– No se preocupe… Necesito ocuparme con cosas para no pensar demasiado y la lista es interminable… Seguiré haciendo estrellas… También quiero aprender a tocar el piano… Eso si mis vecinos no acaban conmigo antes… Mi madre siempre ha dicho que tengo unas manos bonitas, y los pianistas se supone que también las tienen… Quizás se me dé bien… Al menos lo intentaré… Y escribir cuentos… Hasta ahora era algo que me gustaba hacer… Ahora ya no estoy tan seguro… Llevo demasiado tiempo sin hacerlo… Si al menos hubiera podido asistir al curso de cuenta cuentos al que me inscribí… Pero claro, era demasiado pedir que todo saliera bien y lo cancelaron unos días antes… Es una asignatura pendiente que necesito retomar… Me vendrá bien meterme en las vidas de otras gentes para olvidarme de la mía por unos instantes… Y cuatro mil cosas más que seguro que vendrán…

[Por un momento el protagonista se detiene y mira hacia arriba temerosamente, esperando que del cielo surjan rayos, truenos y centellas… Pero no sucede nada de eso… Y algo avergonzado por la situación, prosigue…]

– No es un adiós… Es sólo un hasta luego sin fecha de retorno… Le debo demasiadas cosas a este teatrillo como para dejarlo así como así… Sé que volveré… Pero por ahora tengo que desvanecerme y reencontrarme de nuevo… Intentaré pasarme de vez en cuando para ver si le da la comida al gato y si recoge las colillas… Puede contarlas si quiere… Y hágame un favor… Despídame del público… Dígales que les voy a echar mucho de menos, pero que en realidad es lo mejor por el momento… Ha sido un placer señor Conde… Siempre fui un admirador suyo… Nos veremos en otra ocasión… Ahora debo irme…

[El protagonista estrecha la mano azulada de su contertuliano y se levanta del taburete… Recoge una maleta que le espera a su derecha y se encamina a la salida de atrás del teatrillo, la que da al callejón donde las cajas de cartón huelen a pescado y los neumáticos quemados son el incienso que embelesa a los “sin techo”…]

– ¡Eh! ¡Muchacho!

[El Conde llama la atención del protagonista, que se gira de nuevo para responderle con una mirada… Entonces el elegante vampiro comenta a su anfitrión…]

– Nunca llueve para siempre… Por mucho que te guste la lluvia…

[El protagonista sonríe y contesta…]

– Lo sé señor Conde… En el fondo no puedo perder la esperanza… Seguro que esto son sólo cuatro gotas… :)

– ¡¡¡¡¡CUAAAAAATROOOO!!!! ¡¡¡¡¡CUAAAATROOOOO!!!! JAJAJAJAJAJA ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡CUAAAAAAAAATROOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!! JAJAJJAJAJAAJAJA

[Y mientras el protagonista abandona el teatrillo sonriente, la risotada del Conde no parece tener fin, repitiendo una y otra vez el número con sus endebles colmillos resplandeciendo entre mil destellos… El gato, asustado, se retira corriendo a enconderse en la trampilla del apuntador…]

Bullet With Butterfly Wings

octubre 4th, 2003

”the world is a vampire,

sent to drain
secret destroyers, hold you up to the flames
and what do i get, for my pain
betrayed desires, and a piece of the game
even though i know-i suppose i’ll show
all my cool and cold-like old job
despite all my rage i am still just a rat in a cage
then someone will say what is lost can never be saved
despite all my rage i am still just a rat in a cage
now i’m naked, nothing but an animal
but can you fake it, for just one more show
and what do you want, i want to change
and what have you got
when you feel the same
even though i know-i suppose i’ll show
all my cool and cold-like old job
despite all my rage i am still just a rat in a cage
then someone will say what is lost can never be saved
despite all my rage i am still just a rat in a cage
tell me i’m the only one
tell me there’s no other one
jesus was an only son
tell me i’m the chosen one
jesus was an only son for you
despite all my rage i am still just a rat in a cage
and i still believe that i cannot be saved”

The Smashing Pumpkins
– Bullet With Butterfly Wings

    Reading

    Un monstruo viene a verme
    (Patrick Ness)

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